Volvo tiene un intermitente que acabó en un museo
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Aunque hay conductores a quienes se les olvida que pueden usarlos, todos los coches llevan intermitentes, un elemento imprescindible para comunicarnos con el entorno. Los intermitentes permiten a otros conductores, a los ciclistas y a los peatones, entre otros, conocer en todo momento el movimiento que vamos a realizar. Es una pieza básica para evitar accidentes.
Un elemento que está presente en los vehículos desde 1939. Buick fue la primera marca que los instaló. Y poco después pasó a ser un elemento obligatorio. Y hoy en día es habitual encontrarlos en varios puntos de los vehículos, al margen de los típicos cuatro de los extremos.
Volvo no siempre acertó en sistemas de seguridad
Aunque si hay un intermitente que ha pasado a la historia es el que inventó Volvo en los años 50. Un intermitente que, pese a que buscaba la máxima visibilidad por parte del entorno, era bastante problemático. Tanto que dos años después la firma sueca lo eliminó de sus modelos y actualmente solo es posible verlo en el museo de la firma. Cabe decir en este sentido que su desaparición coincidió con una norma que prohibía este tipo de intermitentes.
Volvo, que siempre ha destacado por la seguridad en sus vehículos, buscó aumentar la seguridad en la circulación inventando el Fixlight 1180, un pequeño dispositivo que iba montado en el techo y que, con dos luces ámbar, hacía las veces de intermitente. También fue conocido como ‘Takgök’ o ‘Cuckoo on the Roof’ (Cuco en el tejado). Y fue fabricado por Fixtabrike, propiedad de un amigo de Assar Gabrielsson, uno los fundadores de Volvo.
El intermitente más rato e inútil de la historia
Sin embargo, como decíamos, fue un fracaso. Por varios motivos. Por un lado, tenía una visibilidad escasa. Además, de lejos era imposible diferenciar si estaba activado el intermitente derecho o el izquierdo. Por otro, provocaba que se colara agua en el interior del vehículo. Además, impedía montar una baca en el techo para transportar mercancías.
Como te hemos dicho, una norma que salió entre 1952 y 1953 prohibió este tipo de intermitentes, en una decisión que, siendo sinceros, le hizo un favor a Volvo. Actualmente se pueden ver ejemplares con el Fixlight 1180 en el museo de Volvo.