La ley del gol
-
La locura en la llegada de Joaquín al hotel de concentración del Betis
-
Sevilla FC - Real Betis: resumen, goles y análisis del partido
En el fútbol caben mil y un análisis, algunos más sesudos, otros más pasionales. Sin embargo, una máxima que se repite y que es casi tan antigua como este deporte es que el que perdona lo paga. No del todo se cumplió en el caso del Real Betis en el derbi, que empató en el Sánchez-Pizjuán, pero sí quedó la sensación de oportunidad perdida ante el Sevilla.
Y es que el Betis gozó de ocasiones para haberse llevado los tres puntos y el chute emocional de vencer a su eterno rival en su estadio. La colección de oportunidades fue casi desde el inicio, con el inocente cabezazo de Isco, hasta el palo de Ayoze en la segunda mitad. El canario fue el único, eso sí, que atinó con la portería rival.
Esa falta de pegada bética, algo que ciertamente no es habitual en el Betis de esta temporada, explica buena parte del resultado de empate bético. El Sevilla reaccionó en la segunda mitad, especialmente desde el trallazo de Rakitic que incluso generó inquietud en los de Manuel Pellegrini.
El Betis volvió a tener ese sello competitivo que le otorga su entrenador. Un equipo con empaque, que manejó el mediocampo, con dos pilares como Guido Rodríguez y Marc Roca, y con la magia y soltura con la pelota de Isco. Hasta ahí todo correcto, incluso el serio partido de Fran Vieites, protagonista en la previa y que fue solvente.
Claro que sin gol no hay paraíso. Hizo uno, pero debió, y pudo, hacer más. Acrecienta esa tendencia de años de no terminar de apuntillar en algunos derbis en los que es superior al rival. Lo fue en este ante el Sevilla, pero en el que la alegría quedó a medias. Mil y una lecturas del empate.
Con todo, más allá del derbi y en perspectiva, el Betis no debe perder la visión de que suma su duodécimo partido sin perder en un otoño muy sólido y donde el equipo ha propiciado numerosas alegrías a los suyos. La del derbi hubiera sido el remate a un otoño en verde. El gol, tan fácil o tan difícil, es ley y ahí la pegada bética no fue lo contundente que mereció en relación al juego.