Gabriel Paulista y Cuadra Fernández desnudan las miserias de este Valencia CF
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Gabriel Paulista se autoexpulsó en el 50
El Valencia CF visitaba este viernes al Getafe CF y aunque el sueño era poder ganar, pronto el partido demostró que no iba a dejar que así fuera. El gol llegó en el 86 pero mucho antes el Valencia se fraguó un nuevo suspenso.
El Valencia CF sigue teniendo varias asignaturas pendientes. Los fichajes y tratar de encajar menos en los minutos finales. En las últimas siete visitas del equipo, ha dejado escapar hasta ocho puntos. Cantidad importante viendo los precedentes de la temporada. El problema está fuera de casa, porque en Mestalla el Valencia CF ya ha conseguido poner el candado a la portería unas cuantas veces pero fuera es cuando aflora el peor Valencia Getafe no fue una excepción.
A los consabidos problemas de pegada del Valencia, Baraja le sumó la apuesta de prescindir de un extremo para sacar a Foulquier como doble lateral y secar a Mason Greenwood. Bordalás, que es más Bordalás que nadie, lo cambió de banda y el Valencia se quedó sin ataque por una banda y persiguiendo a una sombra en la otra, donde Diego López también se anuló defendiendo al inglés.
El partido cambió en el 50, cuando Gabriel Paulista, revolucionado por la primera amarilla en la primera mitad, hizo una auténtica estupidez para un central de su experiencia dándole un manotazo a Latasa que le costó la expulsión. Actitudes así a su edad es lo que hacen cuestionar su renovación, todo yLa balanza se desequilibró tanto que Mamardashvili pasó de espectador a protagonista.
A partir de ahí el Valencia sufrió pero se defendió bien. Aguantó las embestidas hasta que en el 86, cuando mejor estaba defendiendo el equipo, Borja Mayoral conectó un buen cabezazo tras un centro de Juan Iglesias que no taparon. Era el 86 y, por si algo faltara, Cuadra Fernández, con un punto soberbio durante todo el encuentro, expulsó a Javi Guerra y a Domingos Duarte por dirigirse hacia él de forma que no le gustó y que nadie entendió, ni los implicados, ni los entrenadores, ni nadie de los presentes.