A problemas, soluciones: así ha revertido la situación Velázquez
El nuevo técnico del Real Zaragoza aterrizó en la capital aragonesa con un equipo inmerso en una mala dinámica. Los resultados y el juego no eran los esperados y fueron los nueve partidos sin ganar los que sentenciaron a Escribá y obligaron a la dirección deportiva a buscar un cambio de rumbo.
A su llegada, los problemas se sucedían uno tras otro. En la misma semana de su anuncio, el salamantino conoció la baja de Iván Azón, que sumada a la de Sinan Bakis, dejaban a Sergi Enrich como único delantero puro. En los primeros minutos de su estreno, Quentin Lecoeuche -en aquel momento uno de los futbolistas más en forma de la plantilla- se lesionó con Andrés Borge como la única alternativa en el lateral izquierdo tras la lesión de Carlos Nieto de larga duración. Pero a pesar de todo, Velázquez decidió aplicarse en vez de lamentarse y empezó a buscar soluciones para su equipo.
Los inconvenientes no solo eran en cuanto a efectivos, sino también en cuanto a sensaciones y juego. Es por ello que el técnico decidió cambiar la formación y apostar por jugadores que no habían contado demasiado con el anterior entrenador. Pasó del habitual 4-4-2 de Escribá a un 5-3-2 que sorprendió ante el CD Leganés y cumplió ante el RCD Espanyol. Una formación que le convierte en un bloque mucho más sólido y que les aporta una seguridad clave para afrontar los encuentros.
Además de contar con jugadores que no habían tenido mucho protagonismo y exprimir su nivel, una prueba más la capacidad de Julio Velázquez para adaptarse a las situaciones y a las necesidades del equipo se vio el viernes, cuando decidió poner a Francho Serrano de lateral izquierdo para seguir con su plan de remontar el choque, cometido que cumplió tras terminar empatando.