Lucía Rivera visibiliza sus comportamientos producto de la ansiedad: una psicóloga explica las razones que hay detrás

Lucía Rivera ha vuelto a visibilizar su salud mental, después de confesar hace un tiempo que sufría un trastorno dismórfico corporal (TDC) y un trastorno de conducta alimentaria (TCA). Esta vez ha publicado en su cuenta de Instagram una historia en la que mostraba su espalda.

Junto a la imagen escribía lo siguiente: "Hoy le decía a un amigo que cuando pienso que controlo mi ansiedad siempre sale por otro lado. Ahora me ha dado por rascarme por las noches (sin enterarme) y armarme estas burradas en el cuerpo. La verdad es que he tenido dos días complicados y así ha reaccionado mi cabeza. Y la verdad es que en las fotos no se valora ni la mitad. Es cansado y desespera a veces. Os mando un abrazo a los que vivís con esto como yo".

Aunque puede parecer algo fuera de lo normal, es un comportamiento "posible y muy frecuente en este tipo de trastornos", ha asegurado la neuropsicóloga clínica, Alba García.

Razones por las que se producen estos comportamientos

La profesional en salud mental ha reflejado a ElDesmarque diferentes razones por las que pueden producirse dichos comportamientos.

En primer lugar, por el alivio emocional. Para algunas personas, rascarse puede funcionar como una forma de aliviar la angustia intensa o la ansiedad que experimentan. Este comportamiento puede proporcionar una sensación temporal de alivio o distracción del malestar subyacente.

Esto también puede entenderse como una forma de castigarse a sí misma debido a sentimientos de culpa, vergüenza o autodesprecio asociados con su trastorno.

Por otro lado, estos comportamientos también pueden tener una función de control. Habitualmente, las personas con este tipo de conductas suelen tener mucho afán de control, y como no tenemos el control sobre nuestra vida o nuestro cuerpo, la autolesión puede percibirse como una forma de control sobre algo durante un periodo de tiempo momentáneo.

La psicóloga García concluye asegurando que hay muchos análisis científicos que evidencian que las personas que padecen este tipo de trastornos pueden tener dificultades en el procesamiento de las señales del dolor y en la autorregulación emocional.