Imanol no merecía ir a galeras, sí cierta continuidad en el Athletic
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El 1x1 del Athletic: Notables y un gran Unai Gómez en noche de rotación masiva
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Imanol hizo un gran partido ante el Barça
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San Mamés aplaudió mucho al lateral de Gallarta
En tal sólo cuatro días y cuatro noches, el Athletic Club ha sido capaz de eliminar al 'Atlético' de la Copa e impedir que el FC Barcelona pasara del empate [0-0] en San Mamés. Una empresa en la que Ernesto Valverde ha involucrado a 16 jugadores de la plantilla. Un once 'presuntamente titular' tumbó a los de Simeone de tres zarpazos; el segundo, disímil en cuanto a hombres y posiciones, frenó las ansias catalanas de acortar distancias con el Real Madrid, que no había pasado del empate [2-2] en Mestalla, y el Girona, que sucumbió en Son Moix [1-0] ante el Real Mallorca, cuadro balear que sueña con derrotar al Athletic en la final de la Cartuja.
Tras llegar al límite en lo físico para lograr someter [3-0] a una de las selecciones mundiales de la Liga, como es la colchonera, Ernesto Valverde necesitaba la frescura de otras piernas, la calidad de otros futbolistas y la permuta de posiciones en el sistema inalterado e inalterable del que se sirve Txingurri en su 'Club de referencia'.
De entrada, les confieso que no me gustan los términos 'suplentes' y 'reservas' para referirse a los "menos habituales", o a las "novedades".
Y que detesto que algún 'medio' tachara el once que Valverde presentó en San Mamés como un "equipo de circunstancias". Suena a un parche aquí, y otro ahí; el tercero, allá; y para completar la presunta 'barrabasada', como si el técnico de los leones se hubiera echado a la calle exhibiendo un cartel en el que leía: "Busco jugadores retirados para poder enfrentarme al FC Barcelona con un 'equipo de circunstancias".
El Athletic es él y sus circunstancias...
Las circunstancias que rodean a la plantilla, las que la acechan o la condicionan. Los futbolistas, siempre dignos, 'merecedores'; unos bregan más, otros lo hacen menos. Cuestión de minutaje. De no poder alinear más que once. De que por las tres ventanas que se les abren a los equipos, cinco, no más, son los futbolistas que acaban saltando al otro lado del cristal para poder gozar en ese 'país de las maravillas', suelo verde, trajín constante ante a la mirada de más de 50.000 almas.
Imanol: "En el vestuario tenemos un ambiente muy bonito. Nos conocemos todos de la cantera".
Admitiendo, aunque con la desgana de los que a la fuerza ahorcan, que el once inicial del Athletic era un "equipo de circunstancias", alabado sea ese momento en el que Ernesto, acompañado por su 'segundo', Jon Aspiazu, con tiza de hierba, empezó a diseñar el sistema [siempre igual] y sus ocupantes, otras caras, otros cuerpos, cualidades distintas, prestaciones diferentes todas ellas al servicio del Athletic, siempre igual, siempre distinto, porque así como nadie se baña dos veces en el mismo río.
No existe un Athletic capaz de jugar el mismo partido, bien por la inspiración del momento, por la oposición del rival, e incluso por esas emociones que flotaban en el aire de San Mamés recordando que el Athleticzale que empezó soñando en la final de la Cartuja terminaría rebasando la delgada línea roja, y blanca también, para precipitarse en un mundo donde el Athletic nunca pierde. Como frente al Club Barcelona ocurrió. Aunque las caras fueran distintas, y diferentes las posiciones.
Unai Simón y Agirrezabala: tanto monta, monta tanto. Beñat Prados, por fin en el lateral derecho, ese puesto en el que, polemizando con mis amigos, lo ubico argumentando el anillo y el dedo, el dedo y el anillo, él, ahí, siempre; el puesto para él, aún admitiendo que es uno de esos futbolistas 'todoterreno". Dotado de una excelsa técnica, Beñat y su esteticismo cuando sube la banda con la cabeza fría y las piernas calientes: se asocia como ninguno.
Yeray y Paredes: qué decir que no se haya dicho hasta el presente de este domingo, acaso destacar esa espectacular chilena de la que se sirvió para contactar con un balón que se colaba. En la banda izquierda, alegría tremenda la que me llevé, Imanol García de Albéniz por segunda vez en la liga desde aquel triste partido frente al Valencia tras el cual su entrenador le mandó a galeras a remar.
No es lo suyo. Frente al FC Barcelona demostró que tiene mucho fútbol en esa pierna izquierda con la que conduce atacando, su mejor manera de defender: a veces veo en él reminiscencias de Bixente Lizarazu. Aunitz urtez, Gallartako atzelari trebea. Gallarta, tú y yo, unidos para siempre, por todo lo que en su Instituto viví constituye un pasado del que en el presente me alimento. Del Horno, García de Albéniz... que siga la zaga.
Por delante de la defensa, dos de los tres 'aliviadores de Marcelino García' Toral a los que Valverde tuvo a bien concederles un 'bolo' en su 'gira' por la Catedral. Dani y Mikel, García y Vesga. El equilibrio y, sobre todo, el 'discreto encanto de su sencillez', aunque de ellos digan que son "dos terroristas" que meten ruido cuando tocan con 'Orsai'. Por delante de ellos, Unai Gómez, la 'Galerna de Bermeo', rompiendo aguas, como si fuera el "Reventón del río Mundo".
Puro espectáculo al servicio de un Athletic que minimizó las prestaciones de un cuadro blaugrana hasta el punto de irse a los vestuarios con la pena de los perdedores, sin la gloria de los que, como los leones, pillan cacho en cada presa a la que se enfrentan, garras y colmillos al servicio de la Copa y su Gabarra, del 'Rapto de Europa'.
Mitológico Athletic. Esa manera que tenemos para entender y entendernos, incluso a la hora de la muerte de Miguel Ocio.
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista