Álex Bergantiños: "En el Deportivo por fin se habla de fútbol"

Álex Bergantiños (A Coruña, 1985) se siente a gusto capitaneando un vestuario saneado como el del Deportivo de Natxo González y Carmelo del Pozo. El centrocampista herculino elogia la reforma estructural acometida por la entidad coruñesa este verano y agradece poder hablar de fútbol, y solo de fútbol, en la que espera sea una temporada con final feliz para el deportivismo.

– Después de perder la categoría, el Deportivo afrontó un proceso de regeneración que ha llevado aparejados grandes cambios, tanto en lo relativo a nombres como a rutinas. ¿Cómo ha vivido esta vuelta de tuerca en su regreso al club?

El proceso lo estoy disfrutando mucho. Pensaba que el club iba a tener muchas más dificultades a la hora de llevar a cabo un proceso de reconstrucción como este, porque me parecía bastante complejo. A nivel interno el grupo que se ha buscado es espectacular: disfrutamos todos entrenando, todos nos alegramos con las victorias, sufrimos con las derrotas y estamos muy a menudo hablando de fútbol y de táctica, de problemas que nos generan determinadas situaciones en el campo. No es fácil encontrar a gente tan apasionada por el fútbol y que disfrute tanto de la profesión. Muchas veces tienes a tu lado a compañeros a los que no les gusta tanto tener charlas sobre táctica o ponerse a ver partidos, y es lícito, pero aquí el 90% está constantemente hablando sobre fútbol y viendo fútbol. Eso se nota en el ambiente y se percibe que sale natural, incluso en las entrevistas. Como coruñés, siento que ahora se habla de fútbol y de táctica, no de otras cosas ni de un jugador en concreto. Se habla de si el Dépor está bien o mal, de si el Dépor marca a balón parado o cómo podría defenderlo mejor, de si el Dépor juega en rombo o debería emplear otro sistema... En general, de cosas más de futbol que de otros temas que aquí han tenido demasiado protagonismo en los últimos años. Hilo esto con la necesidad de crear una identidad en la que todo sea más cercano y más normal, también la relación con el entorno en general y con el aficionado. La manera en la que este equipo se alegra y se entristece le llega a la gente, y todo debe ir ligado a la humildad y exigencia que un jugador que vista la camiseta del Deportivo debe tener en todo momento.

– ¿Le sorprende cómo el Dépor ha conseguido ensamblar las piezas (nuevo director deportivo, nuevo secretario técnico, nuevo entrenador, nuevo cuerpo técnico y un vestuario muy renovado) en apenas unos meses?

Sí que me llama la atención la rapidez y la naturalidad con la que ha ido encajando todo. El hecho de cambiar a tanta gente y de cambiar de categoría no es fácil. Al final vienes a un Deportivo que es favorito para volver a Primera, tienes que adaptarte a lo que es la Segunda y al mismo tiempo comprender que veníamos de un ecosistema viciado en su funcionamiento en el día a día. Se han cambiado las rutinas a las que te referías antes (desayunar todos juntos, las comidas en Abegondo...) y tiene mérito cómo ha funcionado todo tan bien, con tanta normalidad, y en un espacio de tiempo tan corto. Por experiencias pasadas que he tenido tanto aquí como en otros sitios, no me parece nada fácil. Ya te digo, la gente que ha venido al club es espectacular y en el día a día estamos disfrutando de la normalidad. Es algo que deberíamos haber tenido ya antes, pero que ha sido difícil de conseguir, por desgracia. Han sido años de ascensos, descensos, malos vicios cogidos por la plantilla, problemas y ser noticia por cosas externas con cierta regularidad. Años en los que no se hablaba tanto de fútbol. Esto último es importante: en el Deportivo por fin se habla de futbol.

– Hablando de lo puramente futbolístico, ¿le sorprendió la propuesta con la que aterrizó Natxo González en A Coruña? 

En pretemporada nos chocó un poco a todos porque es una manera de trabajar diferente a la que la mayoría de jugadores habíamos probado. Generaba cierto debate y dudas en determinados aspectos, pero con el paso del tiempo nos ha ido ganando y convenciendo. Hemos visto las virtudes que tiene y los recursos que nos puede proporcionar. También sus defectos. Una vez que hemos sido conscientes tanto de lo positivo como de lo negativo, todo ha ido a mejor. Ir dudando de ciertas cosas y viendo qué es lo que te hace más daño es lo que te permite progresar. El nuestro es un sistema (4-4-2 en rombo) que exige saber en qué momento tienes que tomar según qué decisiones. Y ahora eso lo tenemos controlado.

– El míster ha comentado en más de una ocasión que esta idea exige una mayor capacidad para interpretar el juego por parte del futbolista.

Es un sistema que te hace pensar más y te ofrece más líneas de pase. El hecho de manejar siempre superioridades, ya sea a través de triángulos o rombos o del cuatro contra tres en el centro del campo, te permite tener algo más de facilidad para encontrar pases. En otros equipos en los que he estado a lo largo de mi carrera todo era más simple, estabas más limitado en ese aspecto. Esta manera de jugar ofrece más variantes, e incluso dentro de la distribución que tenemos en cada partido se introducen matices: se busca una salida desde atrás diferente, participa más el vértice derecho o el izquierdo en la elaboración, se me exige a mí tener más responsabilidad en el primer pase... Dentro de una distribución base, el fútbol es muy cambiante. Los rivales te tienen estudiado y hay que introducir detalles semana a semana para ponérselo difícil a las personas que realizan las tareas de scouting para el adversario.

"El 4-4-2 en rombo te hace pensar más y te ofrece más líneas de pase"

– ¿En qué varía el comportamiento sin la pelota del mediocentro respecto al de otros sistemas más habituales?

Cuando el rival juega con dos puntas, tenemos que estar muy pendientes de ese tres contra dos (los dos centrales y el mediocentro contra los dos puntas) porque ahí es donde intentan hacerte sufrir. Es la zona más débil y en la que más te pueden castigar. Tienes que estar atento a los envíos en largo y a las posibles contras para minimizar esos posibles daños. Si un central tiene que salir de su posición para ir al cruce a una banda, yo debo estar siempre cerca de la parcela que deja vacía para mantener vigilada esa zona de riesgo.

– Con balón, ¿está asumiendo más protagonismo en el desplazamiento en largo sobre los puntas cuando el rival adelanta la línea defensiva? 

Es un recurso que te da la forma de jugar. Tanto buscar al mediapunta, que es una zona en la que hacemos mucho daño si somos capaces de encontrarlo, o jugando un poco más directo y al espacio sobre los dos delanteros. Si consigues que el enganche reciba, que es lo más difícil, va a poder encarar a la defensa y tener a cada a lado a los dos puntas preparados para recibir. Si no hay posibilidad de conectar con él, los delanteros rompen entre el central y el lateral cuando el rival juega con línea de cuatro; y si el contrario plantea una línea de cinco se miden en velocidad con su marcador. Ahí generalmente nuestros puntas son más rápidos y podemos sacar alguna ventaja. Se trata de tomar la mejor decisión con el balón en función de tus virtudes, de qué futbolistas estén sobre el terreno de juego y de lo que el oponente plantee.

– ¿Se sienten tan poderosos en las acciones de estrategia como los números revelan?

Estamos en un buen momento. Tenemos grandes rematadores, como Domingos, Pablo o Eneko, y grandes lanzadores, como Pedro, Carles o Michael. Los primeros van muy bien por arriba y los segundos tienen un nivel de precisión muy alto. A partir de ahí, hay un trabajo importante. Contra el Zaragoza sacamos partido a acciones preparadas durante la semana. Hay una labor grande de estudio, sobre todo de Alejandro (Esteve). Diría que en general de todo el cuerpo técnico. La verdad es que te llena cuando ves que la dedicación de esa gente tiene repercusión. Creo que la de ahora es una situación reconfortante para ellos (los técnicos), y a nosotros nos gusta que ese trabajo de pizarra realizado en la sombra se vea también reflejado sobre el terreno de juego.

– ¿Cómo valora la irrupción de Edu Expósito y Diego Caballo en el primer equipo? ¿Abre una vía que parecía taponada en el Dépor?

Ese es el objetivo real que tienen todos los filiales. Cuando eres aficionado a un equipo te gusta que lleguen jugadores que han salido de la cantera, aunque cada caso particular sea distinto. Hay ejemplos diferentes, pero a mí se me viene a la cabeza el de Laure. Es de mi generación, vino de Madrid, estuvo uno o dos años en el Fabril y terminó jugando diez temporadas en el Deportivo. Lo de Edu y Caballo es el premio a la temporada que hicieron y a su trayectoria. Cuando hay generaciones así, siempre hay algún chico que llega. Con la mía también disputamos el playoff de ascenso, y en aquel equipo jugaban Pita, Iván Pérez, Iván Carril, Laure o Piscu. Futbolistas que en su mayoría han llegado a ser profesionales y han hecho carrera en el fútbol. Si un filial funciona es que hay buenos jugadores, eso está claro. Es importantísimo que los dos, Edu y Caballo, sirvan como ejemplo para que los que vienen por detrás sepan que es posible llegar al primer equipo. No todos pueden entrar en la rueda del profesionalismo y a veces estar en un filial te hace creer que estás muy cerca, pero la realidad es que incluso en esa situación hay un salto muy importante. Hay que tener la cabeza fría en el aspecto de no pensar que estás arriba cuando todavía no has llegado, porque subir a un primer equipo es un proceso.

"Es importantísimo que Edu y Caballo sirvan como ejemplo"

– En un fútbol donde se valora cada vez más lo precoz y en el que, por el contrario, sobran ejemplos de jugadores que han debutado en Primera o Segunda con 25 años y a posteriori han completado carreras exitosas. ¿Cree que los chicos de 15, 16 o 17 años que están en las categorías inferiores Dépor, donde disfrutan de una gran exposición y cuidados, no son del todo conscientes de lo que cuesta llegar a un primer equipo y, sobre todo, de lo difícil que es mantenerse con el paso de las temporadas?

Hoy todo va mucho más rápido. Aquí vienen equipos de fuera a buscarte jugadores con 12 años. Todo el mundo quiere encontrar la joya, la materia prima perfecta, y hay mucho dinero por el medio. A veces es complicado retener a esos futbolistas, que podrían hacer carrera aquí, pero que siendo muy jóvenes reciben ofertas económicas muy importantes. Para mí lo principal es educar y darle normalidad al crecimiento del jugador dentro de la estructura de la cantera. Es cierto que hoy las canteranos tienen todos los medios posibles: entrenan en campos como los del primer equipo, tienes psicólogo, preparador físico... Lo ves todo parecido a lo que tiene un primer equipo, y eso tiene una parte positiva y otra negativa. La positiva es que, si llegas, lo normal es que encajes, porque tu rutina no va a cambiar demasiado; la negativa es que igual no te das cuenta de que asentarte en el primer equipo cuesta mucho esfuerzo y se te va a exigir mantener un rendimiento en el tiempo. Hay quien debuta con 18 años y piensa que va a tener una carrera larga, y eso hay que ganárselo. En el caso de Caballo y Edu, a los que te referías, los dos tienen más madurez de lo habitual y es más fácil para ellos entender lo que significa ser profesional. El problema sí que lo tienen los chicos de 17 y 18 años o los que saltan al Fabril desde el Juvenil 'A' y lo hacen en edad juvenil, por ejemplo, adelantando etapas por su nivel. Ahí tienen que ser fuertes tanto el entorno como el propio club, porque existe un riesgo real de que el jugador no asimile bien la situación y es necesario seguir dando pasos hacia delante.

– ¿Cómo logra uno alargar su carrera? ¿Es necesario reinventarse constantemente? 

Ahora el futbolista está más y mejor cuidado. Desde la base se trabaja en mantener una alimentación adecuada y se establecen rutinas de prevención de lesiones, que en mi época no era tan habitual. Lo importante es ser consciente de que pocos jugadores juegan igual cuando tienen 18 años que cuando afrontan la recta final de sus carreras, porque el fútbol no te va a pedir lo mismo. Aprendes de muchos entrenadores, te empapas de muchas maneras de ver el fútbol y todo cambia. Tú echas la vista atrás y ves un partido mío de hace 10 años, cuando estaba en el Xerez, y en ninguna categoría se juega igual que en aquel momento. Lo realmente meritorio, si lo que uno busca es tener una carrera larga, es ser exigente siempre e irte reinventando y adaptándote a lo que se te pide. Si te estancas, estás fuera. Es como el equipo que no crece, el que no evoluciona ni matiza su juego. El éxito le durará uno o dos años, pero luego se acabó. Y con los futbolistas pasa lo mismo: la receta es ser constante y nunca dejar de trabajar en mejorar aspectos de tu juego. Esa es la clave.