Se nos va el famoso Iker Muniain, un One Athletic Man: fúmate un puro a mi salud

"Iker, Iker"... canta todo San Mamés... "Iker, Iker"... Va por ti, Iker Muniain... Cuando la naturaleza te otorga el don de dominar una pelota con los pies te hace responsable de una misión para toda vida: disfrutar del juego, mejorar y compartir esta capacidad innata con los demás. A partir de ese momento la diferente toma de decisiones van conformando la figura de un deportista que puede convertir su habilidad y pasión en profesión.

Por un lado en el mundo de estos elegidos se acumulan los números, el debut con el Athletic Club, las primeras convocatorias y titularidades, los minutos jugados, los goles, los rankings, las internacionalidades e incluso los Clubes que acogen tu carrera.

Por último, no es fácil, llega la toma de la decisión final, cuando y donde cerrar tu etapa profesional, a quién dedicas los últimos toques a una pelota, quién será la última afición que te aplauda.

En paralelo, no es obligatorio, los deportistas añaden poco a poco a su experiencia pequeños y grandes detalles personales, compromisos y toma de decisiones con una manera de ver el juego y el desarrollo del trabajo como futbolista profesional.

Paso a paso se forja un futbolista cumplidor o líder, un buen gregario o una leyenda. Asimilando y aprendiendo de cada derrota importante, superando las suplencias o las temidas lesiones, mejorando en el estudio del rival o el entendimiento global del juego.

La resiliencia de Iker Muniain

Los buenos futbolistas multiplican su capacidad de trabajo, la constancia en el entrenamiento y ganan en resistencia, aprenden y asumen los códigos del vestuario y descubren algunos intangibles que hacen del football algo tan especial, la identidad, la historia de los colores de la camiseta o la importancia de los escudos que defienden.

Con la veteranía llega la comprensión del entorno y las claves del Club hasta llegar a sentir en algunos casos que formas parte de la leyenda e historia de la entidad, de la familia que te ha acogido en una fase clave de tu carrera, un momento mágico, a veces como en el caso que nos ocupa hablamos de casi 20 años de relación y magia, son muchos años de historia compartida.

Cuando los jugadores como Iker mezclan su juventud con la exigencia de la elite te haces veterano antes que hombre.

El fútbol nunca espera y te exige una mejora continua, siempre hay un compañero dispuesto a ejecutar mejor y mas rápido una acción que dominas, si eres un elegido, te puede poner sobre los hombros un brazalete cuya responsabilidad a veces es muy difícil de soportar, desde ese día, dentro y fuera del terreno de juego representas y resumes en cada acción deportiva o comportamiento toda la historia del Club.

Las pruebas son constantes: el primer contrato profesional, la transcendencia de una grave lesión, una negociación colectiva o una temporada aciaga te exige madurar rápido, a golpe de rueda de prensa y el vestuario espera lo mejor de ti.

Nadie le ha regalado una línea a Muniain, como mucho unas cuantas patadas en los gemelos, no hay paz en el limbo rojiblanco, siempre ha querido la pelota del Athletic, incluso sin espacios rodeado de rivales, ha sido mejor futbolista cada año de carrera.

Después de cada lesión grave ha vuelto más preparado, ha sido un eslabón de la cadena, valiente en la defensa de sus compañeros, magistral anfitrión rojiblanco, generoso con quien empieza y solidario con quien acaba, amable, siempre dispuesto a dedicar el tiempo necesario a cada aficionado, también divertido, ahora para siempre seré leyenda también en la celebración de las victorias, rey de Copa, One Athletic Man.

En lo personal es inolvidable tu apoyo cuando podías elegir un segundo plano, te comprometiste con tu Club cuando más te necesitaba, siempre al frente de tu vestuario, pieza clave en la superación de la Pandemia, apoyando públicamente el proceso de la nueva Grada o aguantando el tipo, el Club y la historia en las peores derrotas, nunca has saltado del barco de tus compañeros ni cuando estabas roto por fuera y por dentro.

No te has ido y ya te echamos de menos en la primera convocatoria de la próxima temporada, elegante hasta en el último trayecto hacia el vestuario.

Conozco cuanto has llorado por tu Athletic, así que ahora, lejos del peso que exige el brazalete tricolor, de la madera del banquillo, espero que la vida te vuelva a permitir ser feliz sobre el césped y sobre todo volver a jugar con una pelota.

Cuide usted de esos dos chavales y de la familia que tanto quiere, no olvide trabajar el disparo de fuera del área. Capitán, fúmese un puro a mi salud, se lo ha ganado. Este el famoso Iker, el famoso Iker Muniain…

• Por Aitor Elizegi, expresidente del Athletic Club