Dustborn, un ‘road trip’ futurista sobre relaciones personales y punk-rock

Spotlight by Quantic Dream y el estudio noruego Red Thread Games lanzarán el próximo 20 de agosto la aventura narrativa Dustborn, un juego que llegará con unas alucinantes ediciones físicas a España para PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox One de la mano de Meridiem Games. Hemos tenido ocasión de jugar un capítulo del juego, de unos 90 minutos de duración, y nos hemos enamorado de su estética, sus personajes y su mezcla de mecánicas.

Dustborne nos ha entrado por los ojos desde el primer momento, con un apartado gráfico fascinante, con el tono y el estilo de una novela gráfica. De hecho, el juego se va escribiendo y dibujando en las viñetas de un cómic que podemos releer una vez que hayamos completado cada capítulo. El estilo cell shading y la importancia del viaje por carretera por una América futurista y distópica nos ha traído a la mente los juegos Road 96 y Road 96: Mile 0, del estudio francés DigiXart. Pero esta experiencia está más refinada, su apartado técnico es más brillante, su argumento y sus relaciones mucho más profundas y mezcla un montón de mecánicas que hace que el viaje sea muy entretenido.

Una banda de punk-rock en la carretera

Dustborn es una cautivadora aventura narrativa de acción en tercera persona que se desarrolla en una versión alternativa y distópica de Estados Unidos. La protagonista, Pax, es una exiliada dotada con el extraordinario poder de usar las palabras como arma. Su misión: transportar un paquete misterioso desde Pacifica hasta Nueva Escocia, atravesando la República Americana controlada por el autoritario régimen de robots conocido como Justice.

La historia de Dustborn se despliega como un emocionante viaje por carretera a través de un paisaje neo-western, mezclando temas de esperanza, amor, amistad y tecnología. El grupo de Pax viaja encubierto como una banda de punk-rock, añadiendo un toque musical único a la narrativa. A lo largo de su travesía, los jugadores explorarán una variedad de localizaciones, cada una con sus propios desafíos y secretos por descubrir.

El juego destaca por su elenco diverso de personajes, que hay que reclutar en la carretera, cada uno con habilidades únicas y personalidades complejas. Las relaciones entre estos personajes evolucionan dinámicamente según las decisiones del jugador, ofreciendo una experiencia narrativa profundamente ramificada. Cada miembro clave del equipo tiene tres posibles finales, lo que aumenta significativamente la rejugabilidad del juego.

Las mecánicas de juego de Dustborn son tan innovadoras como su premisa. El combate combina de manera ingeniosa ataques físicos y lingüísticos, permitiendo a los jugadores utilizar palabras como armas tanto en diálogos, para llevar la conversación a donde nosotros queremos o para cambiar nuestra relación con ese personaje en concreto, como en los enfrentamientos con los distintos enemigos que nos saldrán al paso. Además de la exploración y el combate, el juego ofrece una variedad de minijuegos que van desde lanzar cócteles molotov hasta tocar música (recuerda que tu tapadera es una banda de punk-rock y hay que ensayar y dar conciertos en cada parada).

Visualmente, como ya hemos dicho, Dustborn adopta una estética inspirada en los cómics y las novelas gráficas, un estilo que complementa perfectamente su. La banda sonora original, que incluye actuaciones musicales jugables, añade otra capa de inmersión a la experiencia. La gestión de las relaciones entre los miembros del equipo, tal vez la parte más fundamental del juego, añade profundidad estratégica y emocional a esta experiencia, que nos ha ganado en tan sólo 90 minutos de juego, además perteneciente a un capítulo de la mitad del juego.

Dustborn se perfila como una experiencia bastante original, combinando elementos de road movie, ciencia ficción y fantasía con un innovador sistema de combate lingüístico. Su narrativa ramificada, personajes complejos y mezcla de géneros prometen una aventura inmersiva y emocionante. Es, sobre todo, una aventura narrativa, pero sus distintas mecánicas, minijuegos y ramificaciones hacen que se nos olvide. Pero nos ha dejado un fabuloso sabor de boca.