Igual que siempre

Con camisetas de color verde, el de la esperanza, saltaba el Deportivo al césped del Anxo Carro. Los coruñeses llegaban hundidos en la clasificación pero con la moral más alta tras la solidez demostrada frente al Alcorcón la semana anterior. También el Dépor fue sólido ante el Lugo. Los herculinos no encajaron pero tampoco marcaron (0-0). Luis César decía que su equipo llegaba 'mejor que nunca' pero el Deportivo sigue sin ganar, igual que siempre.

El partido arrancó con un susto para los blanquiazules. Manu Barreiro se coló sólo en el área frente a Dani Giménez pero el guardameta vigués salvó a su equipo de encajar ya el primer gol en el minuto 3. A partir de ahí, choques entre jugadores, faltas y la presencia de una lluvia que ralentizaba el juego sobre el césped superaron en protagonismo al buen fútbol. Los minutos transcurrían pero el partido estaba atascado.

Lo desatascó el balón parado gracias a un buen disparo de Ager Aketxe que remató de cabeza Víctor Mollejo pero metió la mano el portero del Lugo. Era el primer remate a puerta del equipo de Luis César cuando ya habían transcurrido más de veinte minutos de juego. Volvió a tener otra el Dépor, esta vez fue el propio Aketxe el rematador con su pierna derecha mandando el esférico a la izquierda de Cantero. El vasco volvía a ser titular y de sus botas y de la cabeza de Mollejo salió el peligro del Dépor en los últimos compases de la primera mitad que finalizó con empate a cero y con un Deportivo encerrado atrás pero que también creaba ocasiones.

Un gran desmarque de Mollejo unido a un buen control llevó de nuevo el peligro del Dépor al principio de la segunda parte. Le faltó el acierto al toledano. También lo intentaba el Lugo pero los coruñeses presionaban bien e impedían las heridas de los locales. Ante eso, Ramani buscó el disparo lejano desde fuera del área y tuvo que aparecer Dani Giménez para impedir el tanto lucense.

Toda la defensa del Dépor, salvo Lampropoulos, estaba amonestada a falta de media hora para el final. Las sensaciones eran que el balón podía entrar en cualquiera de las dos porterías. En los últimos compases, los nervios se apoderaron de los blanquiazules que llegaban al área rival pero sin la tranquilidad necesaria para tomar buenas decisiones. No llegó el gol ni tampoco la ansiada victoria. Un sólo punto que a estas alturas ya sirve de poco.