Ys X: Nordics, un viaje que pretende abarcar más de lo debido
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La saga Ys es posiblemente una de las más longevas y consistentes de toda la historia del rol nipón, con una gran cantidad de entregas lanzadas a lo largo de los años muy valoradas en su tierra natal aunque quizás sean algo más de culto en occidente.
La más reciente de sus entregas es Ys X: Nordics, décima entrega que sigue narrando las aventuras del joven Adol Christin en un nuevo escenario, esta vez basado abiertamente en la mitología nórdica. Cambiamos por tanto los entornos más concentrados de juegos pasados por una serie de islas que tendremos que ir visitando en barco, explorando los mares mientras nos enfrentamos a la amenaza de los Griegr.
Una travesía accidentada
De la historia no quiero destripar demasiado, pero en resumen nos vuelve a poner en la piel de Adol mientras se ve forzado a visitar las tierras nórdicas de Obelia. El chaval siempre es un imán para los problemas, y en este caso recibe la llamada de auxilio de una concha marina mágica que le otorga poderes para luchar contra los Griegr, monstruosos seres que aterrorizan a las gentes del lugar. Por si fuera poco, la propia concha ata mágicamente a Adol con Karja, una joven guerrera vikinga que se verá obligada a su vez a formar una alianza temporal con el primero hasta averiguar como romper las cadenas. Juntos se embarcan rápido en un viaje para enfrentarse a los Griegr y salvar a los habitantes del golfo.
Lo cierto es que desde el comienzo la historia es bastante sosa, se desarrolla con demasiada lentitud y ni los personajes ni los villanos demuestran albergar ni un ápice de profundidad. El propio protagonista, por su enfoque de personaje que va recorriendo el mundo viviendo aventuras, es tremendamente plano, inconexo a los propios eventos que vive más allá de los conflictos que se le ponen por delante sin motivo aparente. La otra protagonista, Karja, tiene algo más de personalidad, pero pronto se queda también apartada a un segundo plano cuando todo el centro de la trama es salvar el día y ser héroes sin otra preocupación en sus vidas.
El desarrollo de la trama tampoco ayuda, con un grupo de antagonistas y secundarios poco desarrollado y un trasfondo muy pobre que tampoco es capaz de mantener el interés por lo que va pasando.
Respecto a la jugabilidad, tengo sentimientos encontrados. Ys X intenta abarcar mucho al mismo tiempo y eso provoca que la experiencia general se resienta. Por un lado, una exploración centrada en los viajes en barco por los mares que nos fuerza a avanzar muy lentamente por un mapa muy desaprovechado, que pretende dar la sensación de inmensidad y de descubrimiento naval que muy pronto se vuelve tediosa. A eso le sumamos los propios combates entre navíos, que también se sienten un poco forzados y simples a pesar de que podemos ir mejorando las estadísticas del barco y desbloqueando diferentes tipos de munición.
Combates a dúo
Por otro lado tenemos la exploración de las islas, manejando a Adol y Karja mientras luchan con monstruos y visitan mazmorras. Los combates son el elemento más divertido del conjunto, rápido y variado, pero también tiene sus propias asperezas. Podemos ir alternando entre los dos protagonistas, que cuentan con sus propios sets de habilidades y árboles de progresión independientes. Lo más interesante es el sistema dúo, pulsando un botón los dos compañeros empiezan a atacar al unísono, pegando más fuerte pero sacrificando velocidad y utilizando habilidades más poderosas. Activar el sistema dúo a tiempo permite bloquear ataques poderosos del enemigo, y será nuestra principal forma de evitar el daño más allá de las esquivas.
El gran inconveniente del diseño de los combates es que a medida que avanzamos más nos fuerzan a tener que bloquear y esquivar ataques si queremos evitar la muerte. Los modos de dificultad más altos se vuelven incluso demasiado injustos al luchar contra jefes, ya que prácticamente todos abusan de la capacidad de blindarse con una armadura de vida que hay que romper antes de poder seguir haciendo daño a su salud, y es además una función que activan varias veces en la misma pelea. En dificultades altas se vuelve muy complicado bajar esta armadura incluso con ataques pensados en dañarla eficazmente, convirtiendo los desafíos en un festival de piñatas que aporrear sin descanso.
En la dificultad normal se puede disfrutar de forma más o menos satisfactoria, gracias sobre todo a la gran cantidad de habilidades, la personalización en equipamiento y aptitudes pasivas de los personajes.
Más allá de la historia principal nos toparemos con algunas misiones secundarias y fuertes de enemigos que abordar en barco, alternando una lucha en mar abierto para destruir un escudo y luego avanzar entre rondas de enemigos hasta llegar al final y recibir recompensas en función de nuestro rendimiento. La vida en el barco también tiene su relevancia, al ir salvando compañeros que se unirán a la tripulación y que nos irán ayudando mediante tiendas y nuevas funciones. Eso sin contar con el ir desbloqueando algunos poderes especiales que nos permitirán realizar funciones adicionales como surfear o desplazarnos con un gancho, que añaden algo más de variedad al conjunto. Por supuesto también tenemos minijuego de pesca.
En definitiva, he sentido con este título cierta decepción. Su ritmo lento, historia insulsa y ciertas mecánicas mal implementadas han provocado que no haya podido disfrutar del todo las 30 horas que he tardado en alcanzar el final. Tiene todos los elementos necesarios para ser un buen juego, incluyendo un combate fluido, pero no termina de despegar en casi ninguno de sus apartados.
Lo mejor
- Su combate es rápido y muy variado.
- Algunos de los poderes están muy bien implementados en combates y escenarios.
- Se esfuerza por ofrecer mucho contenido continuamente.
Lo peor
- Historia y personajes muy flojos.
- La exploración en barco es lenta y aburrida, aunque con las horas se desbloquean atajos.
- El juego introduce muchos subsistemas que por desgracia se quedan en anecdóticos.
65/100