Ozempic, el fármaco contra la diabetes y la obesidad, abre nuevas fronteras: sus descubrimientos podrían ayudar al párkinson y al alzhéimer
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Han revolucionado el tratamiento de la diabetes y la obesidad
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La demanda del momento está provocando unos problemas de abastecimiento
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Preocupación entre los endocrinólogos ante el aumento de las enfermedades precoces por la obesidad infantil
Los padres del Ozempic, que han sido galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2024 por su avances en el tratamiento contra la diabetes y la obesidad que "están mejorando la calidad de vida de cientos de millones de personas en todo el mundo", han abierto nuevas fronteras para que sus descubrimientos puedan ayudar a tratar enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.
Jeffrey M. Friedman ha sido el pionero en establecer la base genética de la hormona que regula el apetito, mientras que Jens Juul Holst, Svetlana Mojsov, Joel F.Habener y Daniel J. Drucker han estudiado el efecto de determinadas hormonas que regulan la secreción de insulina y consecuentemente los niveles de glucosa.
"Estamos muy emocionados porque podría ayudar a combatir también enfermedades neurodegenerativas como el parkinson", ha reconocido Mojsov, que espera que en pocos años haya respuestas sobre su eficacia, como las conseguidas con la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Han revolucionado el tratamiento de la diabetes
Sus descubrimientos han revolucionado el tratamiento de la diabetes de tipo 2 al permitir el desarrollo de fármacos que además demostraron jugar un papel activo en la reducción del apetito y para la bajada de peso.
Para esta especialista en la síntesis de péptidos, se está abriendo toda una era de investigaciones en este campo, pero también en otros relacionados con investigaciones psiquiátricas y de adicciones ha subrayado el doctor Drucker, que combina investigación y docencia en la universidad de Toronto y que considera que se está viviendo "un momento muy especial" en su campo de trabajo.
Tratamiento costoso y con problemas de abastecimiento
"Sin lugar a dudas estamos ante un desafío para la sociedad", ha añadido el Dr. Drucker al referirse al hecho de que el 95% de la población mundial no tiene acceso o no puede permitirse pagar por este tipo de medicamentos inyectables, que aún deberán pasar entre tres y cinco años para que puedan presentarse en versiones más baratas y fáciles de comercializar, como pastillas.
Friedman ha incidido en que el objetivo es mejorar la salud de los pacientes y que la gran pregunta es cómo conseguir que llegue a la mayor parte posible, algo que también está presente en la Organización Mundial de la Salud, que está cuantificando cuánto cientos de miles de vidas se salvarían con su generalización.
Sobre este asunto, Mojsov ha reconocido que las farmacéuticas deberían buscar la manera de fabricar de forma más rápida y barata estos péptidos, algo que se verá facilitado cuando caduquen las patentes.
La rapidez, han reconocido, se impone en un momento en el que la alta demanda está provocando unos problemas de abastecimiento que no se solucionarán en un plazo inferior a uno o dos años, el tiempo que se tardará en adecuar costosas instalaciones para su fabricación, aunque aún deberá pasar algún año más para asegurar la comercialización, ha precisado Drucker.
"Resultados maravillosos" en la obesidad infantil
"Por desgracia hay mucha gente que necesita mucho más que una dieta para perder peso", ha afirmado el científico canadiense, que ha advertido de que hay que ponderar bien los pros y los contras a la hora de dar este tipo de medicamentos a niños y adolescentes.
Muchos de estos medicamentos están aprobados para niños de entre 12 y 18 años y también funcionan en niños de 6 años con diabetes u obesidad, pero hay que ponderar las consecuencias de no tratarlos, ha subrayado Dricker, mientras que Holst ha señalado que se está viendo cómo en adolescentes obesos resistentes a otros tratamientos están dando "resultados maravillosos".
Friedman ha insistido en que si se pierde peso se reduce el riesgo de enfermedades asociadas, como el infarto de miocardio y en que hay que centrarse en las ventajas que ofrece para la salud y no por estigma que suponen los kilos de más.