Terremoto en la lucha accionarial del Sevilla: el paquete americano 'planta' a Del Nido Benavente

La situación accionarial del Sevilla FC ha dado un vuelco este viernes, en la Junta General Ordinaria de Accionistas 2024, con un movimiento inesperado para prácticamente todos los asistentes al cónclave. El paquete americano, ahora en manos de A-CAP, ha dejado de estar representado por José María del Nido Benavente, lo que supone un cambio en el rumbo de la entidad a nivel societario, aportando legitimidad societaria a un consejo que, por fin, ve aprobadas las cuentas de 2022, 2023 y, además, las de 2024, así como el nombramiento del nuevo consejo, de los auditores y, en definitiva, todos los puntos del orden del día.

La Junta comenzó con media hora de retraso, justo el tiempo que se demoró Alberto Pérez-Solano, secretario del consejo y el responsable de los servicios jurídicos de la entidad. Prácticamente en el mismo momento, entró en el auditorio de FIBES el actor clave de la asamblea. El abogado deportivo Juan de Dios Crespo, quien representaba las acciones de los americanos que han cambiado de signo, absteniéndose en todas y cada una de las cuestiones y, por tanto, allanando el camino del consejo. Estuvo presente junto a dos acompañantes hasta que se votó el nuevo consejo, momento en el que salió y, tras él, algunos de los miembros del grupo de Del Nido Benavente, que habían quedado en fuera de juego.

José María del Nido Carrasco, en una intervención de casi un cuarto de hora, argumentó los motivos por los que no dejaría votar a su padre, comenzando porque no podría utilizar más del 25% según la normativa del Consejo Superior de Deportes, y recordándole además que “el pacto sigue vigente”.

El grupo de Del Nido Benavente negó que la normativa del CSD fuera así, calificándola de interpretación “burda y rebuscada”, avisando además de que la negativa al voto del máximo accionista acabará, de nuevo, en los juzgados. De este modo, las votaciones fueron todas en la línea de lo propuesto por el consejo, incluso las cuentas del pasado ejercicio que suman 80 millones de pérdidas a los catastróficos números de los últimos años.

El golpe de timón de las acciones de los americanos aporta cierta estabilidad al consejo recién nombrado, así como legitimidad legal, ya que Del Nido Benavente ya no puede acreditar la mayoría del capital representado en la Junta, como ha hecho en los últimos cónclaves en su primera intervención. Sin embargo, se trata de una estabilidad de momento endeble, pues las 11.000 acciones que se adivina que tiene A-CAP, la acreedora de 777 Partners que se ha quedado con ellas, apuntan a cambiar de manos más pronto que tarde, y seguirán siendo un paquete clave para las mayorías. De quién las adquiera dependerá el futuro del club.

El rifirrafe, a cuenta de la insignia de Jesús Navas

La maniobra del consejo al asegurarse la abstención del paquete americano restó tensión a una junta que fue sumiéndose en el tedio. Solo en el punto en el que se le concedió la insignia de oro y brillantes a Jesús Navas subió la temperatura.

Aprobado por todos los accionistas presentes -la abstención se debe a los que ya se ausentaban de la sala-, Del Nido Carrasco presumió ante su padre que el sería el que le impondría el máximo reconocimiento del club a su gran leyenda. “Desgraciadamente para usted, el que le voy a poner la insignia de oro y brillantes a Jesús Navas voy a ser yo”.

Del Nido Benavente sacó a relucir, ahora sí, su vehemencia. “La vergüenza que siento como padre de que me contestes de una forma chulesca…. Como le vas a imponer la insignia de oro y brillantes a Jesús Navas, ¿se la vas a imponer en el centro del campo del Ramón Sánchez-Pizjuán, como se merece Jesús Navas?”, respondió. "No me había parado a pensar dónde se le va a entregar", zanjó el presidente.

Cinco horas después de su inicio, y con una votación extra sobre el cese de todo el consejo salvo la sociedad titulada por la familia Carrión que, obviamente, fue rechazado, acabó una Junta General de Accionistas que escenifica un nuevo panorama accionarial en un club que, en los últimos años, ha vivido en una convulsión constante. Esto, por tanto, obliga aún más si cabe al consejo de administración a enderezar el rumbo de la entidad, tanto en lo deportivo como en lo económico, ya que el argumento de la inestabilidad accionarial perderá algo de fuerza, al menos por un tiempo.

La guerra no ha acabado, las heridas sociales son casi imposible de sanar, pero este asalto por el control del club se lo han anotado, una vez más, los actuales gestores, en este caso de manera contundente. Seguirá habiendo capítulos y José María del Nido Benavente, a buen seguro, volverá a insistir.