Dragisa Gudelj confiesa que necesitó ayuda psicológica: "Era muy cerrado y no quería aceptarlo"
-
Sufrió un paro cardíaco jugando que le obligó a dejar el fútbol
-
Ahora está trabajando con su padre en una agencia de representación
-
Dragisa Gudelj y cómo vivió su desplome: "Lo he visto una vez en el móvil y se acabó"
El pasado 25 de marzo de 2023, el fútbol español estuvo en vilo al ver la terrorífica imagen de Dragisa Gudelj, futbolista del Córdoba y hermano del sevillista Nemanja Gudelj, desplomado en el suelo tras sufrir una parada cardíaca durante un partido. Una antes y un después en su vida y carrera profesional que terminó por obligarle a la retirada el pasado verano.
Desde entonces poco hemos sabido de él hasta este mismo miércoles en el que ha concedido una entrevista para Canal Sur en la que repasó ya más en frío cómo lo vivió: "Es muy especial cuando se habla de este tema", arrancó Dragisa.
Durante su etapa en España estuvo dos años en el Cádiz y otros dos en el Córdoba, donde se ganó el cariño de las dos aficiones junto a su hermano: "Siempre hemos tenido ese sentimiento de que pensamos mucho en los otros, para mí la vida es de mirar a otra gente y no siempre a ti mismo. Puedes hacerlo a veces para mejorar, pero el mundo es alegrar a los demás y como lo podíamos hacer en el campo era tremendo".
Director deportivo, su próximo desafío antes que ser entrenador
Ahora que su vida está alejada de los terrenos de juego, Dragisa Gudelj afirmó que "necesitaba tiempo para estar solo" y "entender todo lo que había pasado para aceptar su nueva vida". Aún así, ya ve con más optimismo la vida después de que estuviera cerca de perderla: "Me siento mucho mejor, van a venir proyectos bonitos. Estoy viviendo entre Sevilla y Marbella, tengo mi familia allí y quiero seguir en el mundo del fútbol, no como jugador pero sí de otra manera. He empezado la carrera para llegar a ser algún día director deportivo".
Eso quiere decir que el camino de llegar a ser entrenador es algo que de momento da por descartado: "Quiero seguir el consejo de mi médico de no hacer cosas que me generen mucho estrés, no podría estar en el campo tranquilo porque lo vivo mucho. Ahora lo que quiero hace es un poco de todo y ver donde me puedo sentir bien".
Una retirada que le provoca pesadillas
El central serbio colgó las botas después de 129 partidos como profesional pasando por diferentes ligas europeas. Su intención era seguir creciendo en su plenitud, pero todo cambió desde que su corazón se detuvo en el césped: "Es un proceso bastante difícil por mi sentimiento personal y el momento de mi carrera. Si tú te dedicas desde los tres años hasta los 26 en el fútbol y dejando muchas cosas atrás, que se te quite todo en un segundo...es muy duro. Soy muy fuerte mentalmente y estoy mejorando muchísimo"
"Cuando voy al Arcángel doy una cara muy buena y luego me entra en la cabeza que podría estar en el campo. Me levante a veces por la noche porque tengo una pesadilla o un sueño de que estaba jugando, está marcado en la cabeza y no se sale muy fácil. Cuando estaba en el suelo casi cuatro minutos sin pulso...tengo que estar agradecido por estar vivo", añadió.
Los objetivos del Córdoba y la ayuda psicológica
Actualmente el Córdoba es decimoquinto con 30 puntos, rozando el descenso pero sin impedir a Gudelj poder soñar con acabar entre los ocho primeros: "Confiando en mi entrenador y mis compañeros, creo que hay posibilidad de entrar en el play off. Habrá detalles que marquen la diferencia por bien o mal, pero tengo mucha confianza en el equipo.
Después de 55 vistiendo los colores verdiblancos, el exfutbolista: "La tengo muchísimo cariño al club y a la ciudad. Cuando estaba en el césped el día 25 de marzo cuando me caí y quería seguir luchando por el escudo, puedo enseñar lo que yo siento. Fue el primer club que me dio confianza para crecer, la gente me ayudó en todo con el cariño de la afición en esa época difícil...estaré agradecido toda mi vida. Allí nací de nuevo, soy pseudocordobés".
Nuestro compañero Nacho Delgado también quiso incidir en si necesito ayuda psicológica durante esta última etapa de su vida: "Cuando me pasó, me llamaron gente profesional para ayudarme, pero en el inicio no quería escuchar nada. Era muy cerrado y no quería aceptarlo, luego se acerca la familia y ahí empecé hablando con mi hermano. Poco a poco hablando con ellos terminé también haciéndolo con psicólogos y sigo haciéndolo porque todavía no lo ha superado".