Perder debilita las convicciones
La frase que da nombre a este artículo es de Marcelo Bielsa, por tanto es palabra de Dios, que diría Sandoval. Los resultadistas se han apropiado del fútbol desde tiempos inmemoriales y parece que sólo pasa a la historia el que gana.
Como ya dije en la presentación del libro 'Un derbi solidario', ganar es algo tan vulgar que siempre gana alguien. Lo difícil es enamorar, hacer disfrutar a la gente, que los seguidores sonrían al escuchar el nombre de un jugador por lo feliz que les hizo. Y eso se consigue jugando bien (o marcando un gol importante, porque todo el mundo sabe que lograr un tanto decisivo otorga un pasaporte diplomático para el Olimpo de la gloria).
Les cuento todo este rollo porque si algo teníamos claro es que el Sporting había encontrado su sitio en este mundo gracias a Nacho Cases, Álex Barrera y Sergio Álvarez. Pero no, el miedo y el conservadurismo siempre vuelven para disfrute de algunos. Ahora resulta que el Sporting necesita cambiar su zona más talentosa del dibujo para dar entrada a López Garai. Así, como suena. Nada de poner a Lora en esa demarcación para completar un centro del campo envidiable y jugar con cuatro ahí, como la primera parte de Riazor, una de las mejores de la temporada.
Apostar por el verdadero fútbol que le gusta a la gente (no me canso de citar a Horacio Pagani) debería ser una obligación, pero la masa no quiere ver fútbol, sólo quiere ver victorias. Y desde esa perspectiva tan corta, creen que la especulación y el nadacampismo es la solución a todos los problemas.
Tres partidos malos ante Eibar, Numancia y Jaén tiran por tierra unas convicciones que parecían bien arraigadas. Si esto funciona, y vuelvo a remitir a una cita del maestro Pagani cuando tuvo que contar el triunfo de Argetina con Bilardo al frente, 'la gloria será de ustedes'. Jamás me subiré a ese barco. Lo malo es que muchos de los que no pueden ver a Sandoval delante sí se subirán al suyo cuando logre el ascenso.
