La mediocridad
Esperé la llamada de David González como el que se va de campamento cuando es niño y sólo tiene 5 minutos a la semana para hablar por teléfono con su familia. Cada uno vive las previas de los partidos importantes a su manera. Yo soy de los que necesito pensar en el choque todo el tiempo posible. Me gusta informarme, intercambiar mensajes, estar en permanente contacto con todo lo relativo al Sporting. La sobreinformación aporta más tranquilidad que el desconocimiento.
Me levanté nervioso. No veía ningún motivo para ser optimista más allá de mi sportinguismo enfermizo. El partido fue malo porque los dos equipos no tienen medio pase. Ver a Valerón en ese envite duele. Es digno de elogio que alguien de su talento se rebaje a jugar partidos así cada semana. Nos quieren acostumbrar a las medianías pero me niego. Pase lo que pase en la vuelta, este equipo aburre y lleva sin jugar bien al menos 20 años, exactamente los que llevo de socio.
Jamás he visto un Sporting sublime, guapo, apetecible. Y ahí está el problema. Seguir a nuestro equipín no emociona, no hay jugadores que te inviten a verles en vivo. Está muy de moda la frase "ganar es lo único", pero yo cada vez lo veo más vulgar.
Pocos 'play off' a nivel mundial tienen un premio mayor que este. En juego hay un puesto en la Liga de la Estrellas. Es, para que nos entendamos, la previa de la Champions en versión light. La gloria, el Bernabéu, olvidar la clandestinidad, recuperar parte del prestigio perdido... Todo eso y mucho más se divisa al final del camino. Por tanto no entiendo como pueden tener tan poco interés estos partidos, con los grandes medios dándoles la espalda y las gradas del estadio de Gran Canaria casi vacías. Es un evento local, o ni eso.
No me gusta jugar a ser entrenador y menos en función del resultado. No sé tanto de fútbol y no dispongo de la información que Abelardo maneja en el hotel antes de partir hacia el campo. Por tanto no interpreten mi próximo comentario como una crítica hacia el técnico y sí como un gusto futbolístico.
Creo que Isma López ha demostrado que este año no está muy despierto. Se mueve por el balcón del área igual que por la vida, con cara de "yo no fui". Puestos a disfrutar, puestos a luchar por un ascenso, hagámoslo con Pablo Pérez y Jony. Pitu los pondría, está claro, pero en ocasiones uno traiciona sus principios para lograr un objetivo y paradójicamente se aleja del mismo al hacerlo. Había que ir a ganar el partido desde el primer minuto, dominando, siendo protagonista, pensando que la primera media hora en Canarias era más importante que la última. Y para eso los chicos del filial eran perfectos, hasta que les durara la gasolina.
Estoy seguro que Stefan, al que añoro cuando falla porque está como ausente, hubiera firmado ver en el verde a dos chavales frescos dispuestos a darle de inicio más de un balón en condiciones.
Son las dos de la mañana aquí en Copacabana y Río mira hacia Sao Paulo ajena al sufrimiento de La Mareona
