Las cifras del fichaje de Tejera
Sergio Tejera fue una de las incorporaciones más relevantes que llevó a cabo el Real Oviedo durante el pasado mercado estival. El conjunto carbayón se hizo con los servicios del futbolista catalán tras ofrecerle un sueldo de medio millón de euros anuales, el doble de lo que le ofrecía su hasta entonces club, el Nàstic, según ha hecho público el presidente del conjunto tarraconense durante la junta de accionistas.
La operación por Sergio Tejera se realizó con calma. Fueron varios los equipos que pujaron por el centrocampista durante el mercado estival, pero finalmente el Real Oviedo pudo hacerse con sus servicios para esta temporada. De momento, su rendimiento está convenciendo y mucho a cuerpo técnico y afición. Pese a que cayó lesionado en la Copa del Rey, regresó con la misma fuerza tras su recuperación.
Su llegada a Oviedo estuvo cargada de idas y venidas y parece ser que todo se decidió por temas económicos. Al menos así lo expresó el presidente del Nàstic de Tarragona -exequipo del mediocentro- Josep María Andreu, durante la junta de accionistas del club.
"Nosotros teníamos un jugador que se llamaba Sergio Tejera, que lo queríamos renovar, que acababa contrato. Un jugador importante para nosotros, un jugador al que le tenía confianza con un sueldo importante en el Nàstic. Vino el Oviedo y le pagó el doble cuando estábamos hablando y no me importa decirlo, hablábamos de 250.000 contra 500.000. El jugador, evidentemente, quiso irse", expresó el presidente durante dicha junta. Desde la Secretaría Técnica del Real Oviedo se niegan categóricamente esas declaraciones.
Un rendimiento notable
Sergio Tejera entró con muy buen pie en el Real Oviedo. El catalán deslumbraba en el centro del campo junto a Boateng y Javi Muñoz, subrayando el gran trabajo del tridente en las primeras jornadas.
Pero durante la cita copera en Mallorca, Tejera cayó lesionado y estuvo fuera de juego durante un par de encuentros. Posteriormente regresó al terreno de juego y a la titularidad sin mayores problemas, erigiéndose como la manija en la sala de máquinas del cuadro de Anquela.