Arribas (68')
Sastre (26')
La lucha sobre el barro tuvo premio
El Real Oviedo fue capaz de sumar un punto ante uno de los poderosos de LaLiga SmartBank, el RCD Mallorca, después de un derroche de entrega y trabajo hasta el pitido final. Los de Ziganda lo intentaron de manera incansable, ante la lluvia y ante un equipo con un poderío ofensivo que hizo acto de presencia en la primera parte, pero ante el cual el cuadro carbayón supo responder con goles de Javi Mier y Arribas.
El encuentro comenzó con alternativas pero sin demasiadas llegadas. La primera la tuvo Blanco Leschuk de cabeza, pero su remate se marchó desviado. A partir de ese momento, comenzó a crecer el Mallorca. Casi en el primer acercamiento al área abrió el partido. Fue Lago Junior tras una internada en velocidad y una definición con algo de fortuna.
Diez minutos después, Sastre anotó un auténtico golazo desde lejos. Imparable para Femenías. Un tanto que ponía el partido muy cuesta arriba. Aunque el Oviedo no se amilanó. Antes del descanso tuvo dos claras. Una para Leschuk, que no conectó bien con el balón. La mejor, para Rodri, cuyo disparo con Manolo Reina vencido se encontró con la madera cuando el banquillo ya cantaba el gol. Cuando parecía que todo se marcharía así al intermedio, Javi Mier enganchó una volea perfecta y anotó un auténtico golazo para meter a los azules en el partido. Momento idóneo para ello.
Los primeros compases de la segunda parte transcurrieron sin demasiado peligro. Una ida y vuelta, sin dominador y sin ocasiones. Femenías se lució en el 65' con una gran parada para evitar el tercero. El cansancio hacía mella, sobre todo por la pesadez del césped. Pero el Oviedo no le perdía la cara al encuentro.
Y la insistencia tuvo premio. Nahuel sacaba de esquina en el minuto 68 y Arribas remataba de manera imperial para conseguir el empate. Con trabajo, el Oviedo había conseguido devolver el empate en el marcador con más de 20 minutos por delante.
A partir de ahí ambos lo intentaron, pero las ocasiones escasearon. Obeng, de cabeza, tuvo el tercero, pero la madera lo evitó. El pitido final dejó la sensación de que el trabajo sin descanso hizo justicia a lo visto. Un punto para el Oviedo que suma, sigue y vuelve a dejar la sensación de que por falta de trabajo no va a ser.