Estrepitoso fracaso el día que tocaba dar el paso

El Real Oviedo cayó estrepitosamente frente al Tenerife en el partido correspondiente a la jornada 24 de LaLiga SmartBank. Los de José Ángel Ziganda hicieron una primera parte desastrosa que le costó dos goles en contra, aunque bien pudieron ser cuatro. Y es que el cuadro chicharrero barrió al carbayón como quiso. Por ocasiones, el 4-0 pudo ser incluso más amplio.

Salía Ziganda con el once de casi siempre, con Viti por la izquierda y Luismi en el lugar de Brugman. El primer tanto del partido llegó apenas a los cinco minutos, en una gran acción por banda izquierda del cuadro isleño que la defensa oviedista no acertó a despejar. Víctor Mollejo adelantó a los locales. Poco después, Elady Zorrilla cabeceaba a gol otra gran jugada por la banda izquierda. Pero no fueron las únicas ocasiones del Tete, porque Femenías llegó a salvar hasta dos goles casi cantados. El propio Mollejo se sacó un remate con la espuela que pasó rozando el poste también.

Solo Pombo intentó cambiar el discurso ante el Tenerife:

Ya en la segunda parte, Ziganda intentó cambiar muchas cosas. De hecho ingresó a tres nuevos futbolistas para lanzarse al ataque: Lucas Ahijado, Borja Sánchez y Jorge Pombo entraron por Mossa, Sangalli y Obeng. Los carbayones entraron del descanso con ganas y lo intentaron, pero quedaron socavados muy pronto por la presión y el temple del cuadro tinerfeño. El zaragozano sí lo entendió e hizo un partido dignísimo, pidiendo la pelota continuamente, conduciendo, acelerando y hasta con un pase clave que pudo ser el 2-1. Lucas Ahijado falló en el mano a mano.

Pero es que el Tenerife, además, aprovechó para matar el partido a la contra. Primero asustó en un disparo de Álex Bermejo que sacó Dani Calvo a córner. En la jugada inmediatamente posterior Míchel Herrero mató el encuentro con un disparo cargado de potencia. El cuarto llegó con un disparo espectacular de Rubén Díez, a 30 metros de distancia, que se clavó por la escuadra de la portería oviedista. Una derrota extremadamente contundente en el día que tocaba dar un paso adelante para luchar por el ascenso.