El Oviedo tiene que andarse con ojo porque ya le empiezan a preguntar si es feliz con Bolo

El Real Oviedo volvió a decepcionar de cara a portería, siendo incapaz de marcar un gol. Al menos, volvieron a mostrar una buena imagen defensivamente hablando, y pudieron sacar un punto en su vista al Lugo, un rival que a priori era bastante asequible. El empate no saca de pobres a los de Jon Pérez Bolo, que se mantienen en la decimocuarta posición de LaLiga SmartBank, y cada vez están más lejos de los seis primeros.

Está claro que algo no funciona, en especial en la zona ofensiva, pero ni por esas el entrenador ha decidido confiar en Marcelo Flores, una de las caras nuevas que ha aterrizado en el Carlos Tartiere este verano. Sigue sin tener demasiados minutos, y únicamente ha sido titular en un par de jornadas, acumulando un total de 219 minutos repartidos en cinco encuentros, un balance realmente triste. Lógico, por lo tanto, que ya se esté hablando de él.

Y como señalan en la web mexicana ‘Record.com’, comienzan a cuestionar si el internacional con la selección de México es realmente feliz allí. Llegó para acumular experiencia y seguir creciendo como futbolista, pero la realidad es que su papel está siendo claramente secundario. No está teniendo demasiada participación, y si las cosas no cambian drásticamente en las próximas semanas, podría comenzar a meditar un cambio de aires.

El club al cual pertenecen sus derechos, el Arsenal, tampoco debe de estar demasiado satisfecho por cómo le están yendo las cosas a su joven promesa. Todavía es muy joven, tiene 18 años, y obviamente hay que tener paciencia, pero necesita jugar y tener continuidad para explotar todo su potencial. Y si en el Oviedo no se lo garantizan, no tendrán ningún problema en romper el contrato y cancelar la cesión, para buscarle un nuevo destino en enero.

Flores, capacitado para jugar como media punta o en cualquiera de las dos bandas, aún confía en poder hacerse un hueco en los planes de Bolo, y poder hacer méritos para acudir con su selección al Mundial de Qatar.

Pero su paciencia tiene un límite, y pronto podría acabarse…