David Gallego, carácter, fútbol ofensivo y ADN 'perico'
David Gallego será el entrenador del Espanyol durante las dos próximas temporadas después de la marcha del técnico Joan Francesc Ferrer 'Rubi' al Betis, un cambio de piezas en el que el nuevo responsable del banquillo ya ha dejado claro que es mucho más que un plan B.
Gallego, nacido en la localidad barcelonesa de Suria hace 47 años, ha militado hasta ahora en el filial de la entidad catalana. En seis temporadas en el fútbol base periquito, el entrenador ha sumado dos ligas con el Juvenil A y ha sabido reconducir el descenso a Tercera con un fulgurante regreso a Segunda división B.
Su experiencia en Primera se limita a cinco partidos, los que dirigió cuando el Espanyol cesó a Quique Sánchez Flores la pasada campaña. Aceptó la tarea del club con profesionalidad y tanto el vestuario como la grada del RCDE Stadium acabaron encantados por su actuación desde el banquillo.
Quizá por eso, en cuanto la salida de Rubi al Betis empezó a cristalizarse, el nombre de David Gallego apareció con celeridad en las quinielas. La decisión no fue inmediata: hubo ciertas dudas en la dirección deportiva. De todas formas, su perfil ganó puntos rápidamente y el consenso se impuso a favor de su designación.
La pizarra de Gallego interesa en los despachos del RCDE Stadium. El catalán es amante del fútbol ofensivo, con especial mimo a la posesión, aunque sin encorsetar su estilo. Su libro de estilo subraya también las jugadas de estrategia y no olvida la seguridad defensiva. Respecto a Rubi, mantiene una cierta línea continuista.
En el plano personal, el nuevo líder del banquillo blanquiazul ha mostrado siempre un fuerte carácter. Es claro con los futbolistas, y también en sus comparecencias públicas, gracias a un discurso directo. Además, nunca ha escondido su ilusión por ser el entrenador del primer equipo, un cargo que acepta con la mayor emoción.
David Gallego tiene ahora dos temporadas para demostrar su capacidad en Primera división. Cuenta con el apoyo del club, del vestuario y de la afición. El reto es tan exigente como emotivo, ya que será el encargado de dirigir al Espanyol en Europa doce años después de la última presencia continental del club.