El Levante crece con las pautas del modelo rojiblanco
La crisis está obligando a todos los clubes a realizar una profunda reflexión sobre sus respectivas plantillas. Los fichajes millonarios son historia. Salvo para unos pocos, cada vez menos, privilegiados de este deporte. Se fomentan las políticas de cantera. Y todas aquellas que puedan abaratar los costes para evitar que las deudas se coman sus sueños.
El Málaga, sin ir más lejos, puede ver cómo su ambicioso proyecto de Champions se va al traste por los impagos. La UEFA le ha impuesto un castigo de cuatro años sin poder participar en competiciones europeas sea cual sea su puesto en la tabla. Por fin se toman medidas contra los que infringen las normas económicas.
El Levante, en cambio, ha trazado su propio camino para engrandecer su historia en los últimos años. En otros tiempos pagaron muy caro sus errores de gestión, los impagos de las nóminas le llevaron a su último descenso a Segunda por el malestar de los jugadores. Ahora apuesta por un modelo diferente, basado en los principios que rigen la filosofía del Athletic. Buena parte de su plantilla está compuesta por jugadores valencianos, lo que otorga un plus de compromiso en el vestuario.
El pasado curso ya dio sus frutos, con la clasificación para la Europa League. Esta temporada también promete. Los granotas no solo han superado la fase de grupos del torneo continental, sino que además marchan sextos en la clasificación de Liga.
Se da la circunstancia de que en el compromiso ante los rojiblancos del próximo 5 de enero Juan Ignacio Martínez podría alinear un once casi 100% local. Solo necesitaría incorporar al uruguayo Gustavo Munúa o al costarricense Keylor Navas en la portería para completar la alineación; elegir a cuatro de los cinco defensas valencianos (Pedro López, Sergio Ballesteros, Héctor Rodas, David Navarro y Juanfran García) y pasar al quinto a la medular, que completaría con Vicente Iborra, Miguel Pallardó y Míchel Herrero. El ataque sería para los jóvenes Rubén García y Roger Martí.
El Levante, además, ha combinado esta apuesta por lo local en lo deportivo con una innovadora política de abonos, adecuada a la época de crisis. El pasado verano presentó un pase por 160 euros en el que incluía, además de los partidos de Liga y las dos primeras rondas de Copa del Rey, la primera fase de la Liga Europa. Un precio irresistible para muchos en una campaña histórica para los granotas que, pese a todo, les ha permitido cerrar el último ejercicio con un superávit de más de dos millones.