San Mamés sigue invicto pese al acoso del Valencia
Basta que se diga que ni Athletic ni Valencia habían empatado para que firmaran sus primeras tablas. Lo cierto es que el punto sabe bien porque los chés han hecho méritos para haber ganado. Iraizoz ha sido el mejor rojiblanco, y algo debe de querer decir que el mister cambiara en la segunda parte a Herrera, Beñat y Muniain, casi nada. Y es que una vez más hubo que remontar y que sufrir un penalti en contra y el técnico optó por cambiar de partitura.
Estaba cantado que el desaguisado de Granada íba a pasar facturas. De entrada Oscar De Marcos pasó a jugar de falso '9' en lugar del espesísimo Aduriz, mientras que Saborit sacó del equipo a San Jose devolviendo a Laporte al eje de la zaga. Aún así les costó carburar a los leones ante un rival muy bien puesto, al contar con poco punch en ataque y por ende ausencia de ocasiones claras de gol. El problema es futbolístico y no tanto de nombre propios. Pese a las diferentes combinaciones lo que mejor funcionó fue la épica y el juego directo ante un rival que se puede decir que perdonó en algunos momentos.
Espoleado por su papelón del lunes el equipo bilbaíno quiso entrar con ganas al partido. El balón corría y el campo se abría con un buen trabajo por ambas bandas, con mención especial para el dúo Susaeta-Iraola, pero lo cierto es que no parecía incomodar en exceso a un Valencia bien aposentado.
Una situación que al alargarse en el tiempo derivaba en unas tablas tácitas, con mucho toqueteo en el medio campo y con la única diferencia de que los del Txingurri llegaban algo más pero tampoco con peligro especial.
Hubo que recurrir al balón parado para darle de verdad trabajo a Vicente Guayta, que había aterrizado en Bilbao algo fastidiado, pero obligado a jugar por la lesión aún mayor de Diego Alves.
De Marcos hizo varios intentos, chispazos, pero no es un delantero puro y al equipo le faltó profundidad; mientras que los chés a su vez necesitaron 25 minutos para probar a Gorka merced a un tiro inofensivo de Jonas en una contra. Ambos protagonistas protagonizarían poco después la mejor acción de la primera parte con un jugadón del levantino que obligó a Mikel Rico a pedir hora en el traumatólogo tras derruírle la cintura seguido por un paradón de Iraizoz.
El partido que algunos había anunciado como propicio para ver goles, deambulaba más bien por la fina línea de que quien marcara primero tendría el trabajo casi hecho. Y no estaba fácil jugarse el dinero por ninguno de los dos contendientes.
Desgraciadamente los de Djukic tras un mal arranque fueron creciendo, tejiendo su red y un claro penalti de Laporte íba a asfaltar las opciones visitantes. Ever Banega la enchufaba por la escuadra en el minuto 43, momento fatídico sin duda, obligando a tomarse la segunda mitad a la épica en busca de una nueva remontada. Un plan que empieza a ser redundante y peligroso.
La medida de Valverde fue meter a Aduriz en el terreno de juego por un Herrera que había pasado totalmente desapercibido, todo con idea de tener mayor presencia en área rival.
Y aunque hubo un tímido intento de pasar a llevar la manija lo cierto es que los valencianos cada vez hilaban mejor su fútbol y veían llegar ocasiones claras por doquier. Jonás, especialmente, y Barragán bien pudieron machacar a un Athletic que tras exhibirse ante el Betis parecía haberse deshinchado.
Y hoy desde luego no se puede hablar de actitud o entrega, sino más bien de que sus 'peloteros' no marcaban las diferencias ni su delantera hacia pupa. En el 69' Iker Muniain pegó un poste que sin embargo más que un indicativo de algo positivo pareció una rara avis. Una canción de los Beatles en un concierto de Leonardo Dantés. De hecho enseguida el técnico le cambió por Toquero buscando más la acometida y el sentimiento que la prosa furbolística. Y la cosa dió sus frutos al de Viandar de la Vera porque una dejada de De Marcos fue remachada a placer, de cabeza, por Mikel Rico que en el 75' se estrenaba en materia goleadora como rojiblanco.
Un tanto que reventó San Mamés que pasó a rugir para completar la remontada. El equipo cogió el guante y dibujó de largo sus mejores minutos de juego. Lástima que un cabezazo de Gurpegui le saliera demasiado centrado. De todas formas se buscó hasta el último segundo volcados sobre la meta de Guayta, a la vieja usanza con dos delanteros. Pero tal vez hubiera sido mucho premio. Ahora a descansar que el próximo fin de semana hay selecciones y a recuperar mejor a los tocados.
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