Un caso para 'monsieur' Dupin

No descubro nada cuando afirmo que la condena de 'Cuco' Ziganda se ha germinado en el centro del campo. En aspectos defensivos, el Athletic Club se ha mostrado más aguerrido de lo que se intuye.

De hecho, solo hay cuatro equipos en Primera que mejoran sus estadísticas en liga y suma una decena da partidos sin encajar gol. La penitencia rojiblanca ha sido ofensiva: 29 goles en 29 jornadas. Un bagaje pírrico.     Por eso, insisto, la clave de esta lúgubre temporada radica en la sala de máquinas, un aspecto de gran calado en la propuesta futbolística de Ziganda. Y el técnico de Larrainzar, en ese sentido, ha tenido la peor de las suertes: un internacional (San José) a años luz de su versión más sólida, su apuesta (Vesga) superada por la situación y el timón (Beñat) lastrado por una pubalgia. Mikel Rico, ese elogiable guerrero, tiene sus limitaciones con el balón. Y luego está Ander Iturraspe, un caso digno de Chevalier Auguste Dupin, el célebre detective creado por Edgar Allan Poe.  Admito que este centrocampista espigado, de carácter sosegado y mucha sangre fría, no es santo de mi devoción. Pero su talento es innegable. Y las pocas veces que el Athletic ha fluido en su juego ha sido cuando el de Abadiño ha decidido desplegar sus virtudes, que son muchas. Joaquín Caparrós, aquel que lo hizo debutar y por el cual estuvo cerca de salir de Lezama, declaró en su día que “Itu será lo que quiera ser”.
El técnico de Utrera nos legó así una pista para entender el trastorno bipolar futbolístico que impera en el león. Es capaz de maravillar, tal y como demostró con Marcelo Bielsa, y de encrespar al aficionado en cuestión de siete días. Desconectado, el equipo es áspero. Activado, consigue que todas las piezas tengan sentido. Es ángel y demonio, motor y freno de este Athletic.       
Por Jagoba Tirado, periodista de 'Que Nervión' 

@MrLobo01