Youssouf Diarra ensucia su currículo en La Florida
Como si ajeno a la ardiente polémica que provocó su llegada a Lezama para reforzar al segundo filial del Athletic. Como si el 'gure estiloa' no formara parte de sus principios. Como si no supiera que se le mira con lupa. Como si... Como. ¿Cómo un futbolista que pertenece al club, del que este cronista es 'parte' y socio, es capaz de cometer tamaño 'delito' deportivo como el que se vivió a los ojos de una parroquia, como la jarrillera, exquisita a la hora del 'fair play'? Este hombre de veinte años, que por sus hechos sobre el campo es alabado tanto, debería saber que gesto antideportivo como el suyo podría ahogarlo en lodo.Con 17 años, en el Ardoi, convenido de Osasuna. Con 18, en la Txantrea, cuna, entre otros leones, de Muniain, Iraizoz y Mikel San José. Hasta que el Athletic le echó el lazo y se lo trajo a Lezama para reforzar a un Basconia debilitado. Su fichaje desató un temporal. La filosofía de un “caso único en el mundo”, en entredicho. Ríos de tinta corrieron por la pequeña Bizkaia y la enorme Euskal Herria. ‘Tráfico de futbolistas’ para paliar la escasa natalidad que tanto daño le hace al proyecto de cantera del Athletic. Nada está escrito. Seamos pulcros. Exquisitos. Ni una trampa. Ni un atajo. Paciencia. Paciencia. Para que tanto cobarde como está al acecho, cuando nos mira, pueda tomar ejemplo.
"En el hipotético caso de que Athletic y Portugalete se llegaran a enfrentar en un partido oficial, ¿por quién te decantarías?". Pregunta como ésta ha sido hecha cientos de veces de jarriller@ a jarriller@ en los mentideros de la villa de doña Maria Díaz de Haro. Pregunta que dejó de tener sentido desde que el Basconia, en 1997, fuera absorbido por el Athletic Club. Engullido. El 'Saturno' rojiblanco devorando a uno de sus hijos con la única intención de, luego de ligera digestión, convertirlo en su segundo filial. Atípico por aquello de que la directiva de Ibaigane tuvo el 'detallazo' de permitir que el equipo absorbido conservara su camiseta gualdinegra.
Triste fecha aquella en la que el histórico equipo de Basauri pasaba a ser, a todos los efectos legales y deportivos, el Athletic C, escuadra que habría de militar en Tercera División así que la clasificación lo colocara entre los cuatro primeros, y que, incluso, disputado el playoff, se hiciera merecedor del ascenso, prohibido subir de categoría, el Bilbao Athletic lo tapona, un filial tan sólo, nada más. Karanka y Yeste formaban parte de aquel equipo que se tuvo que quedar a las puertas. Y a las puertas se seguirá quedando a no ser que el Athletic B se alce a la Liga 1/2/3, 'enemigo' que huye, puente de plata. ¡Qué pena me da el Basconia! No éste , sino aquel, pueblo de Basauri, nobles basauritarras, desde la distancia esta pregunta: Si el Sestao Sport, descendido en desaparición hasta los infiernos, fue capaz de remontar con el grito excitante de ¡River!, ¿cómo no haber sido capaces vosotr@s de haber asumido la tarea de semejante gesta?
Gracias, o por desgracia, a aquella lucha por seguir siendo uno mismo, el Basconia-Athletic C es, a día de hoy, y desde hace cuatro lustros, tan equipo mío como lo es el mismísimo Club Portugalete que desde tan niño me diera de comer y aún me sigue alimentando. ¿Athletic versus Portugalete? Claro, por supuesto, cómo no: el sábado 15 de octubre, a partir de las 17:30. ¿Y tú, cronista, de quién eras, de quién eres, con quién ibas? Con los dos. Nada nuevo bajo el sol de La Florida. Con el Portu, con el Athletic. Y no ya porque este Desmarque me 'obligue' a tratar por igual a dos equipos vizcaínos, sino porque, desde que cobré razón y sentimientos, Portu y Athletic habitan por igual, sin distingos ni preferencias, el espacio concienzudo de mis sentimientos.
Desde lejos se ve peor
Si el Athletic-Real Madrid lo disfruté vibrando en una 'cantina' de Curtis, pantallas para el Alcorcón-Depor y el 'clásico' de San Mamés, el Portu-Basconia, en la pantalla de un móvil luego de haberme puesto al día con los 'amigos' de 'Footters' que tan buenas migas han hecho con la directiva de Eduardo Rivacoba Zurimendi, presidente jarrillero a las puertas de la primera asamblea de la temporada. Si la del pasado ejercicio, tan convulsa, la del 4 de octubre en 'Santa Clara' ("Cuando toda Santa Clara se despierta para verte", 'Comandante Luis de la Fuente' en el recuerdo) se presume plácida porque el Club, Ezequiel Loza al frente, tiene muy claro donde está el 'norte'.
Casi cuarteada la superficie de la pantalla, diminuto el rectángulo de La Florida, no pude ver, por mucho que acercara la vista, el 0-1 de ¡mi cachorro Cabo!, muestra genuina de la 'cosecha del 2000' que Solabarrieta sigue educando. De Cabo... a Rudi y Artola, esos juveniles ¡míos! que me alegraban las mañanas gracias a 'GOL', mecenas del 'menor' y del fútbol femenino. A pesar de alumbrar el grupo desde su condición de farolillo rojo, el Basconia, con su fútbol veloz, vertical, incisivo y necesitado de muy pocos toques, impropio de un equipo dueño de un solo punto, le estaba disputando hasta el robo la pelota a todo un Portugalete. No hay enemigo pequeño, ni rival fácil.
A esto se le llama aprovechar un error del rival.
Gol de pillo de Cabo para el @cdbasconia ⚽ pic.twitter.com/Fjrm70kse3— Footters ⚽ (@footters) September 15, 2018
El que habría de convertirse en el 'mejor 'escribano' del partido había hecho un borrón de bulto al que Cabo le había sacado el máximo beneficio. Ante 'mi Basconia', que llegó a cautivar a la afición de La Florida, no era para el cuadro de Loza la hora del futbol de lujo, sino la de 'el machete en mano'. Balón al aire de Mediavilla. Golpeo largo. Una cabeza que prologa. Una bota que controla. 'El alquimista' se ha hecho dueño del cuero. Txopi filtra un pase interior al desmarque en diagonal de Arbeloa. Ejecuta a De Miguel 'la bestia' gasteiztarra. Igualado el luminoso.
Pero 'mi Athletic C' es más, y más lo seguirá siendo a lo largo y ancho de un duelo desigual, por distinto, de conceder poco, muy poco, apenas ocasión y media por partido a sus rivales, a rogarle su entrenador, sus compañeros, la parroquia de La Florida en bloque a Jorge Mediavilla, portero cántabro del equipo gualdinegro, que, más allá del tiempo estipulado en su contrato, metiera horas extras porque la situación, de emergencia, lo requería.
Y fue así que, espoleado por el error que le habilitó a Cabo para que le goleara, el portero que Docando se trajera el curso pasado desde la Arandina se marcó una actuación de pañuelos y salida a hombros por la puerta principal, esa que le deja a uno en la acera de la afamada 'Avenida del Boinarroja'.
Un gol, dos expulsiones y un gesto obsceno
Pintaba bien para 'mis cachorros' que cuida y mima Aritz Solabarrieta. De no haber sido por Agirre, que 'metió la pata' dejando a 'mi equipo' con 10, como con 10 se había quedado el San Ignacio en Ibaia, ¡vaya, vaya!, dónde se vio, el Portu, favorecido por los árbitros, así cualquiera, abusones, dos contra uno, ya se dijo, Loza mueve el banquillo como en Gasteiz lo hiciera de seguido a quedarse en superioridad. Txema Mato, Aitor Calvo, dos de una tacada para sacar de la partida a Vicky y Ukerdi Corres. ¿Carambola? Se lanza un cohete que en Curtis no se oye. Señal. Indicio. El Portu ha volteado el marcador del mismo modo que el Basconia lo inaugurara: ¡Aitor Calvo, salir y besar el balón la red de la portería de los viejos vestuarios.
Por delante los de casa, está a punto de escenificarse en La Florida la acción que sellará a fuego en mi conciencia el instante más álgido, por doloroso, del partido.
A la altura del banquillo de 'mi entrenador', Solabarrieta, quién si no, un jugador del Portu en posesión del cuero y sin presión ni amenaza de lluvia ni aguacero. Mas, al advertírsele al trencilla de que una segunda pelota ocupa el terreno de juego, éste, el llamado juez de la contienda, manda a parar. Ya sin balón sobrante, la concurrencia, así como el que el partido en la pantalla de su móvil está siguiendo, se apresta a contemplar la ceremonia del otrora 'bote neutral', costumbre que, por vieja, antigua y desajustada a derecho, fue llevada al terreno del 'fair play' y la cordura.
El árbitro, a su derecha, un 'casero', a su izquierda, un visitante, está a punto de dejar que la muñeca de su brazo derecho se desmaye para que la pelota caiga mansa en mitad de una disputa que no se producirá, porque el que poseía el balón antes de que el juego fuera detenido, futbolista del Portu, se habrá de inhibir a fin de que su rival no tenga oposición a la hora de golpear el balón en sentido o dirección portería de Jorge Mediavilla.
Presto está el arquero que oficia como local. A la altura del punto de penalti. Hasta el borde del área calcula que habrá de salir. Mas, cuando tanto como esto se espera, balón que cae y sin ni siquiera dejar que contacte con el verde, Youssouf Diarra, que hasta ahora no había salido a escena a pesar de lo mucho y bueno que de su figura y persona se espera, 'mete la pata', nunca mejor dicho. nada de control y pase en larga entrega a Mediavilla, aunque su rival, portero, amigo, cancerbero; sino robo en toda regla, expolio, profanación, gesto obsceno, provocador.
Diarra se está ganando opositores, detractores, y hasta enemigos. Si en otro campo, la de San Quintín, la de Dios es Cristo, la del Rosario de la Aurora, pero como La Florida es como es, pitidos y abucheos llegan hasta el 'Fin de la Tierra' desde lo alto de Portugalete, y hasta la de Serrat me llega en audio: "Niño, deja ya de joder con la pelota / niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca". Tocar. Me dejó tan 'encabronado', perdón, quise decir 'tocado', el anti fútbol, el anti 'Gure Estiloa', el obsceno y zafio comportamiento de Diarra, que, a pesar de que el duelo estaba en juego, me salí del partido por entero.
Aun así, asistí desde la larga distancia a la expulsión de Bonilla, víctima de la trampa que un futbolista como él le había tendido. La Florida, 'sutan', calientes los jugadores, ese no devolver el balón a su dueño había prostituido un juego maravilloso. El partido continuó. El tiempo corría. Pero no a mi favor. Ni al de nadie que ame el fútbol como a sí mismo.
Ganó el Portu gracias a un portero, Mediavilla, que estuvo soberbio. Perdió el Basconia, el Athletic C, o sea, mi equipo. Y es por ello que el sucio comportamiento de un jugador que, por coincidencia de colores, vestía de blanco, me importa, ¡me importa tanto!
No es el momento de debatir sobre si, con el fichaje de este hombre, se viola o no la filosofía de 'mi Athletic'. Es, en cambio, la hora de sentarme a la mesa con Diarra. Y, mirándole a los ojos, hacerle entender que el equipo en el que juega y el mío son el mismo equipo. Y que no vale todo a cambio de una triste posesión. "Sólo hay un Athletic, Youssouf, y es el de Bilbao". ¡Athletic, gu gara!. "Caso único en el mundo". Tesoro de 120 años que no se puede ni se debe ensuciar en los dos segundos que fueron desde que el árbitro liberó la pelota hasta tu metedura de pata.