Uribe-Echevarria, ¿la última bala para Ibaigane?
Las idas y venidas que depara el calendario electoral por la presidencia del Athletic Club, adquieren tintes berlanguianos. Por primera vez en la historia se dimite motu proprio del trono de Ibaigane, se frenan los corredores ante la línea de meta y el miedo (¿pavor?) se propaga.
No faltan oráculos que llevan mucho tiempo avisando que venía el lobo. Pero no todos les creyeron: "si no para de entrar dinero a las arcas", "si cada vez hay más superavits", "son paracaidistas con intereses electorales", decían. Su choque con la realidad próxima ha debido ser duro.
Las renuncias de José Antonio Jainaga, Mario Fernández hijo y Aitor Elizegi a concurrir para cumplir el "sueño de mi vida", dejan claro que si no sale una candidatura continuista, que pueda saltarse los avales y echar mano de la 'hucha', o esto acaba con una Gestora o, a plazo futuro, casi judicializado con un interventor.
Si al Athletic sólo lo puede presidir un rico o ser una ‘monarquia hereditaria’, y si se pueden estar doce años (2011-2023) sin votar presidente, la democracia en el Club quedaría muy mal parada
En la reunión celebrada a 15 de noviembre, el presidente Josu Urrutia y la totalidad de los miembros de su Junta Directiva dimitían de sus funciones. Dando lugar a la Comisión Gestora formada por Urrutia, Javier Aldazabal, Jon Muñoz, Jokin Garatea, Ignacio Palacios-Huerta, Laura Martínez, Elaia Gangoiti y Genar Andrinua.
El plazo de presentación de candidaturas finalizará a las 24.00 horas del 7 de diciembre. Pues de momento... miau, salvo continuismo. El exceso de equipaje que lleva el Club en forma de gastos y salarios, con una coyuntura deportiva muy complicada, -tal vez para años-, hace que las posibilidades de 'dártela', ¿de descender?, o de que te ejecuten los avales (y lo que falte) sea muy seria.
Uribe, o el que sea candidato de la Junta saliente, no tiene el problema económico sino tan solo el deportivo, respecto a los 'exógenos', que tendrían ambos
Nadie quiere convertirse en un apestado, menos en su ciudad y menos aún por tener en mal lugar al Athletic. La parcela deportiva y la económica van íntimamente ligadas... de ellas deriva la social. Dos temporadas, dos entrenadores, el equipo abajo, y casi como único salvavidas un héroe que en febrero hará 38 años, Aritz Aduriz.
Como en la novela 'Diez negritos' de Agatha Christie los posibles candidatos han ido cayendo, dentro y fuera del palacete, uno por uno. Pero la situación es tal, que la solución sólo puede estar dentro. Andrinua, no quiere, Aldazabal y Corres, tampoco, las miradas vuelven a dirigirse al primero que sonó: Alberto Uribe-Echevarria. Bingo.
El patrimonio no sirve para arreglar la cuenta de resultados
Queda poco tiempo. Veremos si esta vez pueden convencer al Contador de que merece la pena ir adelante y no inmolarse en el intento. Como ya escribí hace 20 días: lo cierto es que el futuro se presenta incierto y, tal vez, hasta sombrío. Sin la marcha de Kepa se hubieran perdido ya este curso pasado 20 kilos'. Con amortizaciones, renovaciones y algún fichaje para evitar la crisis actual puede ir a más sin estar en Europa.
Tras una gran etapa de amplia presencia europea, finales y hasta un título, la Supercopa, llegan las vacas flacas. El primer equipo está en plena transición. Con un problema de gol (de muy difícil solución) para años en medio de un mar de millones, que la televisión reparte entre sus adversarios, 'bendecidos' por el multimercado de la Ley Bosman.
Pues bien, no parece fácil ver elecciones en diciembre. Si no cambia la legislación el Athletic se acabará pareciendo a los demás: ¿aunque hay patrimonio importante necesita un rico que se juegue su dinero? ¿Va a ser una monarquía hereditaria? ¿Sólo pueden gobernar los que ya están dentro? Un mal síntoma para la democracia, tanto o más que se pueda estar doce años sin votar presidente o presidenta. ¿Qué pinta entonces el socio?