Cuarto milenio, edición Athletic

Hay misterios en el Athletic Club por resolver. Los jóvenes se preguntan si realmente existió la gabarra o eran los padres, o quizás un montaje de Hollywood.
Otro enigma inquietante es la edad de Aritz Aduriz. ¿Habrá que recurrir al carbono 14 con el donostiarra?

Su chilena de exposición fotográfica que ha dado la vuelta al mundo, asombró a sus compañeros de oficio que, maravillados, le han felicitado desde los 5 continentes, conminándole a que no lo deje nunca, una soflama contra la jubilación anticipada.

Hasta Marc André Ter Stegen le dio la enhorabuena, me imagino que también le dijo, tapándose la boca, que si todos le marcasen como lo hace él tendría que dejar el negocio de la portería y poner una tienda de guantes.

La última leyenda urbana, similar a la de la chica de la curva; tuve un amigo que era bastante poco agraciado, feo para que mentir, que paró una noche al ver a la chica y está le dijo que gracias, pero que le venía a buscar su padre. A lo que vamos, la incógnita sobre la sonoridad de San Mamés trae a muchos de cabeza.

Se ha debatido sobre su acústica, a lo mejor por la añoranza de nuestro querido campo con arco, pero personalmente creo que suena maravillosamente bien. O acaso no escucharon el silencio escalofriante en recuerdo de nuestro querido Koldo Aguirre,...

O el retumbar selvático, el desmelene de león de una afición que celebró hasta la afonía cuando “el zorro eterno” marcó un gol del que guardaremos recuerdo durante muchos años.

Así suenan los sueños y los estadios que saben de fútbol.