Un libro del Athletic Club en la biblioteca del Papa Francisco
Hoy se festeja el Día Internacional del Libro. Una conmemoración celebrada cada 23 de abril a nivel mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Desde 1988, es una celebración internacional promovida por la UNESCO.
Ese amor por la lectura nos permite recordar un curioso pasaje. Cuando el obispo de Bilbao desde 2010, Mario Iceta, le regalaba al Papa un "trozo" del árbol de Gernika. Pero también un libro con crónicas sobre el partido de fútbol que jugaron en 1947 el Athletic Club y el San Lorenzo de Almagro argentino, el equipo favorito de Francisco.
Iceta ha entregado estos regalos al papa durante la audiencia celebrada en el Vaticano en el año 2014 con 83 obispos de diversas provincias eclesiásticas en la que le habían informado del estado de sus diócesis.
El obispo ha aprovechado la cita, denominada visita "Ad Limina, para entregar al sumo pontífice una serie de objetos que reflejan "la sensibilidad religiosa y deportiva" de Bilbao y de Bizkaia. Entre estos presentes, destaca un "trozo" del árbol de Gernika, población natal de Iceta, como símbolo de "lugar de encuentro y reconciliación".
Conocida la afición al fútbol de Francisco, le regaló un libro con crónicas periodísticas y fotografías del año en el que jugaron el Athletic, liderado entonces por Telmo Zarra, y el San Lorenzo de Almagro, cuya figura era el vasco Zubieta.
El prelado quiso mostrar de este modo "la significación del Athletic como símbolo de encuentro entre distintas sensibilidades". Francisco es socio del equipo que fue campeón de Argentina en 1946. Al año siguiente, el San Lorenzo visitó Bilbao a comienzos de 1947, un partido que se jugó sobre arena, ya que hubo un intento de boicotearlo para protestar contra el régimen y las autoridades descargaron 200 camiones de tierra sobre el campo.
Iceta también hizo entonces entrega al papa de unos libros de la catedral de Santiago y de la basílica de Begoña, "para que conozca cómo la virgen tiene una especial protección" sobre los bilbaínos, explicaba el obispo Iceta.