No quiero oír hablar de gabarra
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Una hazaña del Athletic en espera de sacar la gabarra
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La locura por el Athletic llega hasta Canarias: la original celebración de un aficionado con Gabarra incluida
Como todos los días, gane o pierda el Athletic Club, pero eso si, con otro ánimo, voy a currar. Antes, ya he llevado a mis hijas a Ikastola, por supuesto, ataviadas con la zurigorri como es de ley. Todo es rojiblanco. Las prensas locales, las noticias, las calles. Y aunque no necesitemos extras para ondear nuestras banderas, ya que nunca las dejamos coger polvo, nueve finales en los últimos doce años mantienen las nuevas generaciones muy pero que muy vivas.
Las conversaciones en el transporte público hoy no son las Pfizer o AstraZeneka, son los Muni, Rulo, Willy, Bufalu... y por supuesto, la palabra tan sonada y soñada por estos lares, la “gabarra”.
Y me pongo malo. Y es que no quiero oír hablar de gabarra...
No sólo por estos momentos que nos están tocando vivir, donde lo único que importa es la vida, pero, y habla un “vacunao”, sobre todo, porque aunque hayamos conseguido subirnos a un globo que nos puede hacer tocar las nubes, no queremos más “casis”. La Supercopa es un hito, sobre todo por como se consiguió, pero ya no cuenta.
Primero nos esperan los vecinos, el tres de abril, con el machete entre los dientes. Una Real Sociedad que está haciendo las cosas en todos los ámbitos de una manera sobresaliente, con un gran fútbol y con un equipo de calidad y hambre de todo. Y semana y pico después, el Barça, a quien ganamos de vez en cuando, sí, pero que nos va a hacer sudar sangre con el agravante de la supuesta pataleta y revancha de la Supercopa.
No creo que necesitemos motivación extra para sacar adelante estos dos partidos, o uno al menos, las calles nos delatan. Tampoco somos peores o mejores que ellos en noventa o ciento veinte minutos, podemos y nos puede ganar cualquiera, esto es fútbol, y es cierto que la trompeta puede volver a sonar, pero no necesitamos euforias desmedidas, simplemente disfrutar el momento, que no es poco.
Y no se trata de faltas de respeto al rival ni tonterías de esas, a todos y todas nos queda claro que hay que jugar, pero en caso de una supuesta celebración, que lo preparen en la más absoluta oscuridad los estamentos que lo tengan que preparar, si fuese oportuno, como cuando van y sacan camisetas de Txapeldunak Superkopa de la maleta, sin que nadie se entere.
Y sigo en el metro, camino al curro, y entre Astrabu y Erandio recuerdo la temporada de Marcelo Bielsa, dos finales que se quedaron en eso... en Aurten bai, y fue Aurten ezta ere, y como he dicho arriba, en doce años, ha habido cinco “casis” más. Y también hablábamos de si gabarra gora, gabarra behera, era como si lo necesitásemos para mantener la ilusión.
Confío plenamente en este grupo, en Marcelino y en su fútbol, pero mientras sigo viendo la ría pasar a mi derecha, sigo sin querer ni oír hablar de gabarras. Sé que el equipo cree en todo lo que es capaz, y que la afición está a las duras y a las maduras. Que sabe que nunca hemos sido tan malos ni tan buenos. Y yo quiero soñar, que no lo dude nadie,... ¡pero no!
No quiero ni oír hablar de gabarras. Al equipo le queda un mes para currar lo físico, lo psicológico, y para gestionar esa supuesta presión que todo profesional tiene en ocasiones de esta índole. No es cosa nuestra.
Entro en el túnel que llega a San Inazio y recuerdo a mis hijas esta mañana decir mientras desayunábamos decir: “Aita, queremos vivir la gabarra”. Dejaos de gabarras ni gabarros eta amaitu gosaltzen.
Por último, un saludo a todos y todas esas que decían que este modelo y esta filosofía estaban acabadas. Seguiremos haciendo historia, aunque sin ponerse tikismikis, ya la hemos hecho. Vaya! me he pasado de parada...
Solo debemos pensar en nosotros entrenar fuerte,trabajo sudor, ilusión esfuerzo superación, gestionar las emociones y saber canalizarlas, esto nos llevará a estar dispuestos a dar lo máximo pata el clima de esfuerzo personal y colectivo así se conseguirán los triunfos o la máxima superación atlético club
Dejar tranquila a la gabarra. Tenemos que enfrentarnos a dos equipos superiores al nuestro.