El Athletic aprieta... pero no ahoga
Era el partido anunciado. O no. El cronista, dada la desahogada situación del Valencia CF en la tabla de LaLiga Santander, esperaba a un cuadro che desencadenado. Liberado de los grilletes con los que su entrenador les fija los tobillos a fin de que no se desboquen y hagan la guerra por su cuenta. Atados los quería. Fáciles de manejar. Un sistema de cinco atrás para que el Athletic Club viera en su zaga muralla, y no soldados proclives a la aventura.
Ocupar huecos para evitar fisuras. Poblar el centro de centinelas avezados. Este es mi plan, anunciaba Bordalás. Y si no les gusta, no tengo otro. Al menos para esta tarde en la que se homenajea al zurdo Ricardo Bochini. No quiero que el '10' de Independiente se vuelva para Argentina con una sensación similar a la que lo hizo para Alemania Jennifer Zietz, la futbolista premiada con el One Club Woman.
Uno siempre piensa que la gente puede cambiar. Hasta la más cerrada de mente. Que le da un aire en Paterna y llega a Bilbao contagiado con la esencia más pura del 'Loco Bielsa'. Sabía Bordalás, tierno recuerdo en su conciencia, del 'vapuleo' que Marcelino y sus leones le habían dado al Atlético de Madrid de Simeone. Partido a partido, pues.
Si la gente de San Mames quiere que seamos carne de cañón para una segunda victoria consecutiva en casa, tendrá que esperar.
Acertó el técnico de Alacant. Aunque muy cerca estuvo de regresar a Valencia con una derrota en toda regla. Infringida por un Athletic que fue de menos a más, como en decadencia lo hizo el Valencia, que llegó al tramo final haciendo 'méritos' suficientes para hincar la rodilla en dos ocasiones, y de seguido claudicar cuerpo en tierra.
Se habla de ese 'otro fútbol' que Bordalás inculca en sus jugadores a modo de evangelio dogmático. En San Mames, sin embargo, la doctrina de su 'nuevo testamento' se pudo, y debió irse al garete. Y todo ello porque el Athletic no dejó de creer en ningún momento. En el barro. En el caos. Y aún así perseveraba. La utopía era Quimera.
El tiempo jugaba a favor de un cuadro che que de manos de Bordalás estaba convencido de haber instaurado en la Catedral el reino de la Distopía
Henchido de sí mismo. Víctima propiciatoria. Mártir que se ofrece a unos leones a los que cree haber arrancado los colmillos con las tenazas de su tenacidad. Y cuando todo parecía perdido, para Marcelino, ganado con ese empate sin goles que le sabía a gloria, para José Bordalás, el tiempo dio un vuelco poniendo el partido patas arriba.
Y resultó que en el último tramo, mientras Bordalás cantaba "de lo bueno todo, de lo malo nada", luego de haber sido hostigado por tierra y mar sin haber resultado dañado, desde arriba le llegó el Athletic. Juego aéreo. "Arriba / arriba arriba / arriba Rojo ese balón / que Uriarte lo prepara / que Uriarte lo prepara / viene Arieta y mete gol".
Ya no estaba Anton en el campo. Ni Bochini para que se la pusiera a huevo en su cabeza. Fue Iñaki Williams el de un primer testarazo que el arquero che le sacó con su guante de gato que sí caza ratones. Fue, en fin, Asier Villalibre el de un segundo cabezazo que dejó el travesaño temblando.
Fuera el uno o el otro, o hubieran sido los dos, el Athletic, en vez de lamentar lo mezquino de Bordalás y sus pupilos, y el lamentable proceder del colegiado, se habría ido a dormir abrazado a su mascota. Ese leoncito de peluche al que le hace un hueco en la cama cada vez que juega bien. Y encima, gana.
Menos lamentaciones que aveis tenido 38 jornadas para hacer algo más que lamentar si en vez de tener un 9 que es un patán y un torpe tendríais otro nuve ahora no estaríais lamentando tanto lleváis cinco temporadas sin comeris un rosco en Europa con mucho presupuesto que tenéis y vuestra filosofía
De verdad Kuitxi, qué pena de 3 puntos merecidos de los que se perfueron 2 una vez más. El día en que le entren a Willy, a Champions. Y a ver Asier Villalibre, que parece que se va asentando. Aupa Athletic!