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Economías de guerra
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Economías de guerra

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Aitor Elizegi

El 26 de Octubre en el Palacio Euskalduna, tras un maratón de seis Asambleas en dieciocho meses, tenemos la oportunidad de dar carpetazo a uno de los periodos más complejos de la reciente historia moderna de nuestra entidad, el Athletic Club.

El Villarreal CF marca las fechas que nos permiten delimitar este periodo gris de difícil recuerdo. En febrero de 2020, contra el equipo amarillo, se jugó el último partido como locales antes del cierre completo de San Mamés y de parte de las calles del planeta, provocado por las restricciones socio sanitarias que tomaron los gobiernos afectados por la pandemia en aquellos meses.

San Mamés vacío antes de un partido en Bilbao durante la pandemia (Foto: Athletic Club).
San Mamés vacío antes de un partido en Bilbao durante la pandemia (Foto: Athletic Club).

Fue también el Villarreal el equipo que llegó a San Mamés en octubre de 2021 para “celebrar” que la Catedral recuperaba por fin el 100% de su aforo, dejando de exigir a sus socios y socias el desagradable trámite previo de solicitar su inclusión en una lista que recogiera su derecho y deseo de acudir al campo. La tropa de Emery regresa a Bilbao, otra vez en Octubre de este año para cerrar este ciclo. Esperamos que lo haga con las últimas “cuentas COVID” y un presupuesto que miran al futuro aprobado.

Entre los 11 puntos a debatir y votar en el orden del día se encuentra la gestión y cierre de las cuentas de la temporada 21/22, último ejercicio que recoge las afecciones económicas provocadas por la pandemia COVID. Durante los últimos meses hemos oído a los protagonistas del gobierno del Club hablar de economías de guerra, situación de partida mala o inercias contables y presupuestarias de obligado giro.

Sinceramente, sin entrar en valoraciones deportivas, el tiempo pondrá en su sitio los resultados obtenidos desde las decisiones deportivas y en el terreno de juego durante estas tres temporadas y media por las diferentes categorías femeninas y masculinas del Club, es en este momento donde me parece imprescindible detenerme unos segundos y agradecer públicamente a la anterior Junta Directiva que he tenido el honor de presidir su trabajo y esfuerzo. Quiero aprovechar estas líneas para recordar a quienes jamás saltaron del barco rojiblanco a pesar de las dificultades atravesadas.

El presidente Jon Uriarte saluda a la grada de San Mamés ante la prensa (Foto: Athletic Club).
El presidente Jon Uriarte saluda a la grada de San Mamés ante la prensa (Foto: Athletic Club).

Muy lejos de dejarse llevar por inercia alguna, este grupo de socios y socias se enfrentó por momentos a la obligación de superar una situación cercana a un escenario real de guerra, adoptando medidas extraordinarias prácticamente cada trimestre de este período pandémico, siempre con la defensa del patrimonio y de los intereses generales del Club como meta.

En ningún momento renunció a su responsabilidad, afrontando reformas estructurales, de máxima dificultad, tanto en infraestructuras con obras como las escaleras mecánicas de San Mamés o la Residencia Iribar en Lezama, como en el área económica con las negociaciones colectivas con la plantilla deportiva o la irrenunciable transformación digital de áreas de comunicación y negocio.

En el área social, los retos fueron enormes, defendiendo tanto la aprobación de la cuota extraordinaria social como avances estratégicos ineludibles del calado de la Reforma de Estatutos o la Grada joven popular que no podían sufrir demora alguna más si queríamos que el Club se pudiera centrar en sus objetivos deportivos y económicos.

José Ángel Iribar y Aitor Elizegi ante la Residencia de Lezama (Foto: Athletic Club).
José Ángel Iribar y Aitor Elizegi ante la Residencia de Lezama (Foto: Athletic Club).

No es mi intención entrar a valorar las propuestas y mucho menos la decisiones que está tomando la actual Junta Directiva, en las que considero mi único papel público debería ser el apoyo o el silencio más respetuoso.

Me centraré en los puntos que nos atañen, en concreto la gestión y cierre de las cuentas de la temporada 21/22, foto del legado que adquiere más o menos calidad en función del contador del relato, donde a mi entender se toman decisiones extraordinarias, unilaterales, dotando a provisiones unas posibles contingencias provocadas por los descuentos a aplicar en los los próximos veinte años a las cuotas de los socios y socias reubicados para posibilitar el desarrollo de la Grada Popular aprobada por la Asamblea el 7 de Abril de 2022; dotaciones que valoran en una cifra cercana a los seis millones de euros.

Este asiento pretende dar certeza a un hecho de una variabilidad manifiesta en cada ejercicio contable. Desde esta ligereza, sorprende que en este imaginario balance no se contabilicen aumentos directos y automáticos que se recogen de los ingresos provenientes de la suma de nuevos Gazte abono, el esfuerzo de socios reubicados que en muchos casos abonan una cuota mayor o cuentas tan sencillas como el valor de las localidades disponibles para nuevas altas liberadas por los socios y socias que se han desplazado a la nueva grada popular.

Tifo de la grada de animación de San Mamés ante el Valencia (Foto: DMQ Bizkaia)
Tifo de la grada de animación de San Mamés ante el Valencia (Foto: DMQ Bizkaia)

Lejos de compartir los criterios aplicados se fortalece la bolsa de la provisión desde una mirada a corto plazo posiblemente debilitando el patrimonio que el Club administrará a medio plazo. Por otra parte, la dotación realizada, de contemplarse, resulta excesiva en el tiempo y en la cantidad, ensombrece la imagen de un ejercicio superado con buena nota, donde los únicos números rojos llegaban desde el efecto COVID, a la vez fiscaliza innecesariamente un proyecto que pertenece ya al patrimonio del Club.

Que conduce a equívocos en el diagnóstico de los riesgos y pasivos que asume la entidad para desarrollar esta iniciativa, que en realidad es una clara oportunidad transversal para reordenar al completo el nuevo estadio desde una perspectiva social y económica que será claramente positiva en un número reducido de ejercicios.

Señalar también que las Juntas Directivas del Athletic Club no hemos identificado como pasivos, menos aún a veinte años, los descuentos que el Club aplica a lo largo y ancho del estadio; entendíamos que buscan ayudar a promocionar otras localidades, bloques o situaciones sociales específicas de nuestros socios y abonados generando un impacto positivo en el balance global.

Para cerrar el asunto, desde una valoración particular, manifestar que es obvio que la comunicación entre directiva saliente y entrante en el desarrollo de estas decisiones y de la memoria adjunta que las recogen podría haber sido más fluida, en un escenario de confianza y respeto que considero se ha contribuido a crear. Aclarar que el objetivo será siempre mantener un tono de respeto ahora y una vez superada esta Asamblea.

También me gustaría dejar claro que por encima de cualquier otro interés, entiendo ha llegado el momento de dejar atrás escenarios y comportamientos pasados que solo pueden entorpecer las soluciones a los retos que afronta nuestro Club, son enormes y urgentes.

Asamblea anual del Athletic Club con mascarillas en la etapa de la pandemia (Foto: Athletic Club).
Asamblea anual del Athletic Club con mascarillas en la etapa de la pandemia (Foto: Athletic Club).

Desde mi posición solo contemplo una postura para quienes el 26 de Octubre ejercerán su derecho al voto como Compromisario o Compromisaria del Athletic, partiendo de un debate sereno y constructivo: dicha postura es el voto positivo a cada uno de los puntos del orden del día presentados. En realidad siempre he pensado que en la urna del Athletic en el presente y solo se puede utilizar una papeleta, suele ser color verde.

En este momento crucial de su historia, el Athletic Club más que nunca necesita un voto de futuro, es hora de arrimar el hombro en cada área, mostrar la confianza necesaria en esta nueva junta directiva, en su programa y sus objetivos que considero todos compartimos desde la necesidad de seguir creciendo, mejorando.

Toca a la vez demostrar una total confianza y apoyo en el crucial trabajo de Lezama, desde los técnicos y futbolistas de categorías inferiores hasta quienes participan en las dos divisiones profesionales en las que el Athletic Club compite esta temporada.

Juntos somos mucho más fuertes, necesitamos aunar votos a favor del Athletic Club, votos que apuesten y crean en la viabilidad y sostenibilidad de unos valores y una idea de Club único.

· Por Aitor Elizegi, expresidente del Athletic Club

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