El rock del Athletic apagó la nana del Villarreal de Quique Setién
En la previa del Athletic Club vs Villarreal CF, Quique Setién Solar, capitán-piloto del Submarino amarillo tras la espantada de Unai Emery a tierras inglesas, había confesado que "el Athletic es más veloz que nosotros; en ese registro del juego no podremos superarlo". Se trataba, pues, de aplicarle un sedante a su rival hasta conseguir lo que Salomón Linda escribió y The Tokhens versionearan de manera coral y deliciosa: "El león duerme esta noche".
Si en velocidad eran inferiores, tratarían de convertir en su credo la posesión de la pelota. Los jugadores locales, Ernesto Valverde, un San Mamés casi poblado sabían lo que les esperaba. Hay entrenadores que se afanan en ser líderes a la hora de tocar y tocar sin salir de su propia área. ¡Costumbre estúpida y altamente nociva para el fútbol verdadero!
Ya fuera de ese espacio donde la falta se 'penaltiza', se esmeran en la posesión del cuero como si el hecho de tenerlo en los pies fuera un fin en sí mismo, y no un medio para el logro final de encajar el esférico en la portería del meta contrincante.
Así actuaba el Villarreal, del mismo modo que los equipos que había dirigido Setién lo habían hecho. Llamaba la atención cuando estaba a cargo de un Lugo de LaLiga SmartBank. Resultaba vistoso ver jugar a la UD Las Palmas. Lo del Real Betis ya era reiteración.
Carga excesiva para los ojos cuando se sentaba en el banquillo del Camp Nou mientras Eder Sarabia se dejaba sentir con la fogosidad de sus dictados verbales. Centrémonos en San Mamés. En esa Catedral que volvía a esperarlo todo de su Athletic idolatrado.
Como estaba previsto, a fin de combatir la velocidad de su rival, el Villarreal, a lo suyo: toquemos, toquemos, y volvamos a tocar.
"En la jungla, la jungla poderosa, el león duerme esta noche". Les confieso que tanto toque insípido del equipo groguet llegó a colocarme al borde del sueño: hasta una cabezadita, relajado mi cuello, mi testa vencida. "En la jungla, la jungla tranquila; el León duerme esta noche".
Eso parecía. Que con su juego a modo de somnífero Setién llegó a creer que había sido capaz de adormilar a los leones. Que sus pupilos se convencieran de que "el León no era tan fiero como algunos lo habían pintado".
Quique Setién retrocedía en el tiempo hasta llegar a esa noche de los domingos en la que, melancólico junto a la radio de la casa sus abuelos, escuchaba: "Cerca del pueblo, el pueblo tranquilo, el León duerme esta noche".
En tamaña tesitura, llegado el intermedio, el Club llamó a Alex Sardui para que el líder de Gatibu despertara a los leones con el sonido del 'rock' duro prometido por el presidente. Debió ser eso, sí. Bertako musika. Porque, ya de inicio, despertado el León del letargo provocado por el fútbol 'de mentira' que proponía el Villareal, el Athletic abrió la boca, sus fauces, sus colmillos, su rugido amenazante.
Quique Setién sabía lo que se le venía encima. El Athletic, del todo desperezado, fue a degüello...
Setién, sintiendo el temblor de los suyos sobre el verde, se marcó una canción de nana desde su área técnica. Con escasa convicción. Sin micrófono en la mano. Había que intentarlo. Ya sin posesión, encomendarse a lo hermoso de la canción: "Cállate, cariño, no temas, cariño, el León duerme esta noche". No dormía, sin embargo.
Encabezada la manada por Oihan, Sancet a modo de 'D'Jango desatado, 'Rulo' se cobró la pieza de un balón que le regaló al mayor de los Williams para que Iñaki, con su gol, hiriera de muerte al equipo de Setien, un técnico convencido de que bebía de las fuentes de Johan Cruyff y Marcelo Bielsa.
Palabras mayores, respetado Quique Setién. "No pronunciarás el nombre de estos dos dioses en vano".
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista