Chingavanam: tras la pista de Santo Tomás
El pequeño pueblo indio de Chingavanam no le dirá gran cosa a la mayoría. Ni siquiera a la mayoría de India, ni de Kerala. Se trata de un lugar bastante insípido instalado en mitad de la nada de la geografía de esta parte del subcontinente indio. Sin embargo, el destartalado pueblo, sin grandes alicientes monumentales, sí que posee gran valor para los amantes del llamado turismo religioso.
Cuenta la historia para unos y la leyenda para otros que Santo Tomás viajó a la India tras los pasos de su maestro Jesús resucitado. Concretamente en el lugar donde hoy se encuentra Kerala, este discípulo ejerció su proselitismo y logró convertir a no pocos oriundos, incluida media docena de brahmines.
A día de hoy, Chingavanam ejerce de improvisada capital de la olvidada para muchos confesión cristiana siria, por cierto mucho más popular en Kerala que en la propia Siria. Casi todo en Chingavanam se llama Santo Tomás: iglesias, colegios, tiendas de ropa... Existen pequeños altares casi a cada esquina levantados en honor al santo.
Para ser un pueblo tan pequeño, el simulacro de catedral que exhibe no es pequeño. Numerosas monjas y sacerdotes se reúnen a diario para rezar. Está claro a qué personajes está dedicado el templo... Kottayam es la capital de los cristianos de Kerala, por importancia y cantidad de población, pero Chingavanam es el corazón que más palpita.