La chusma selecta
Querido lector que —adivino— formas parte de ella. Cuando leas esto, tal vez ya me encuentre de luna de miel disfrutando, entre otras excelencias, de tu regalo de boda, de los mejores que he recibido, tanto en la boda como en todos mis años de carnaval: tu sacrificada pero emocionante comprensión. Inmensa. Tal vez a la altura de lo que te he dado durante estos años. Tal vez también a la altura de lo que esperas de mí en los próximos, ni más ni menos que lo que vuelvo a deberte. El regalo no ha sido sólo para mí. La novia lo ha disfrutado igual que yo porque, entre otras cosas, no se ha casado con el personaje, sino con la persona, con el Juancarlos de chándal, Bob Dylan, bici, galletas, soja, Pirlo, flamenco y Neruda (que ya era hora que me tocara, con la madre que parió al Capitán Veneno). Y la comprensión que me ha brindado ella cuando le ha tocado cargar con el personaje que llevo a cuestas, ha sido la misma que me has dado tú cuando me he visto en la necesidad de abandonar al personaje para reencontrarme con la persona que nunca he dejado de ser.
La necesidad entre artista y público es recíproca cuando las teclas que se tocan son las de lo humano, cuando los mensajes son saetas que van de corazón a corazón. Por eso siempre estuve orgulloso de tener entre mis públicos a este que denomino en mis libros chusma selecta, y que en cierto capítulo de El Carnaval sin Nombre definía así: -“La chusma selecta está permanentemente abierta a la novedad, venga de donde sea. Es crítica aún con sus propias devociones. Descarta, como regla general, la aplicación de las matemáticas a las ciencias sociales. Posee una sensibilidad que le permite el acercamiento sin que la distancia suponga barrera. Usa como criterio de igualdad el color de la diferencia. Y aunque con razón o sin ella defienda sus pasiones, tiene a éstas mejor educadas que a sus propios hijos”. Un público así mantiene y resucita a cualquiera. Manifiesta de modo más cálido su infinita presencia en los momentos de eclipse, mucho antes que en los de resplandor. Es por eso por lo que se hace imprescindible para que el artista siga creyendo en su obra, para que vea un sentido en lo que hace cuando a ratos se plantea que —por sí mismo— ya no lo tiene. Este público, esta chusma selecta que tú representas, se va convirtiendo —a lo largo de la carrera de un artista— en su auténtico motor, en su gloria más sólida, muy por encima de las entradas agotadas, los libros dedicados o los discos vendidos. Y lo más bonito: es silenciosa, pasa de puntillas por tu lado, sin hacer ruido, sin contracturarte la espalda con su abrazo ni la mente con su retahíla. Coño, tiene habilidad hasta para conseguir de ti una foto sin que te enfades (en mi caso, el síntoma más inequívoco de que es chusma selecta). Está al mismo nivel que el artista en el sentido en que desempeña su papel con el mismo arte, con la misma sensibilidad, haciendo posible el engranaje de una cadena circular de sólo tres eslabones —el Yo, el Tú y, en medio, el Mensaje, que es el que los separa por una parte para unirlos por la otra, como sucede en todos los tríos—.
Por último, lo que entiendo más importante. Hay artistas —llamémosles así— que son auténticos esclavos de su público. Crean su obra en la obligación de tener que satisfacer de antemano unas expectativas que ni siquiera conocen, pero que suponen. Y esta obligación de suponer los aliena y enajena de sí mismos y de lo que están creando. Otros, en cambio, crean su obra en la libertad que te da saber que, lo que estás haciendo, es lo que a ti te gusta, y que si la fortuna se pone de tu lado, y encuentras en la otra orilla de tu obra una chusma selecta que lo comparta, el milagro de la comunicación se habrá producido de modo auténtico y espontáneo, y sólo así podrás sentir que ha sido REAL. Y si no, no pasa nada. NADA. Que es lo mismo que lo REAL pero a la inversa.
Hay momentos en la vida en los que resulta imposible darle un Sí, quiero a dos amores a un mismo tiempo. Esta vez se lo he dado a Luisa. Es de esas pocas veces en las que el cielo puede esperar.
JUAN CARLOS ARAGÓN.
Hay que ser carajote para decir que no sale por miedo, sabiendo todo el mundo que es el mejor Jajajaa pobres tontos....
Saca una comparsa de corte clásico y le rompes los esquemas a todo el mundo.
Que te gusta darle la vuelta ala tortilla,el año pasao que si pido perdon por irme en lugar de reconocer que fue por dinero, ahora mas tonterias pa justificar más tonterias mu bonitas dichas, por cierto y ahora te lanzo un reto, justifica someterte a las ordenes que te dicta la iglesia para casarte despues de lo que la criticas y no me digas que por amor que es mu facil,dilo bonito pa que sea creible
En el momento en el que lo que te hace ser extraordinario te hace también ser esclavo, es cuando todo lo contado, cantado, vivido y luchado pasa a no cobrar ningún sentido. No se puede empeñar al corazón a que diga lo que no sale de él, en ese momento, se pierde toda libertad y magia, esa que nos hace, que te hace, tan distintos y únicos. Y es esa libertad, de la que tantos momentos nos has regalado, la que atrae de la mano a la "inspiración cabrona" que tan grande te ha hecho ser, a ti y a nosotros, porque tu música y tus letras calan en la cabeza de cualquier receptor como si de una charla de padre-hijo fuera. Por eso, ve a donde te lleve tu libertad, y recupérala de forma tan fuerte que ya nunca más quiera volver a escaparse, de forma que nunca más, obligue a la "cabrona" a pasarse por casa cuando en realidad lo que más le apetece es quedarse en el sofá de su propia casa.
Hasta para explicar que vas a descansar un año lo dices bonito...tu chusma selecta te esperará lo que haga falta. A descansar y a disfrutar de tu familia
Muchas pamplinas para que al final lo que pase es que no te has asustado. Este año el nivel va a ser altísimo y no prefieres quitarte de enmedio a salir a pelear.
A mi me has dejado totalmente satisfecho capitán!! Te estaré eternamente agradecido por lo que me has dado. Un abrazo