Plácida goleada cadista en un partido sin rival

El Cádiz se olvidó de ganar sufriendo y venció con claridad a un paupérrimo Jumilla. No se puede hablar de una exhibición cadista, pero sí de victoria justa para recuperar la autoestima.

A los dos minutos de partido ya estaba el Cádiz por delante. Desde el inicio se veía que dominaba con una inusual facilidad y un pase de Abel Gómez propició que Salvi centrara desde la derecha y que Lolo Pla marcara, solo, en el segundo palo y a placer.
El gol hizo despertar al Jumilla, que en los siguientes minutos empezó a mandar en el campo, aunque sobre todo en horizontal. A pesar de tener gente competente en ataque como Perona es un equipo al que se le ve falto de calidad para hacer daño ante equipos de fuste.
El partido entró en una fase tediosa porque el balón lo tenía el rival y cuando lo recuperaban los amarillos no eran capaces de plantarse de nuevo en el área del Jumilla, algo que resultó muy sencillo en la primera llegada. El público empezó a pitar en el minuto 16 porque era un monólogo del Jumilla, aunque no pisara las inmediaciones de Alberto Cifuentes.
Güiza pudo poner el 2-0 en el minuto 17, pero intentó una vaselina que no cogió la altura deseada. Lolo Pla le había metido una asistencia excepcional, que lo había dejado solo delante de Seral. Fue otro chispazo que cambió el partido porque a partir de ahí el Cádiz recuperó la hegemonía y llegaron momentos de acoso local, con buenos centros y algún remate de peligro, como un cabezazo de Lolo Pla en el minuto 23.
El Cádiz, otra vez entonado, llegaba con facilidad. Era una tarde teóricamente propicia para que Güiza se reencontrara con el gol, pero si en su primera ocasión estuvo desafortunado pero aún le fue en la segunda, en el minuto 25, cuando lanzó muy desviado en una inmejorable posición. Se oyeron tímidos pitos contra el jerezano.
La primera ocasión del Jumilla llegó en el minuto 33. Víctor realizó una internada por la banda derecha, sentó a Andrés Sánchez con un buen recorte, y su disparo con la zurda lo despejó Cifuentes con Perona muy cerca para remachar. El Cádiz no cerraba el partido y el rival, por muy corto que fuera, se sentía con opciones de dar algún zarpazo.
El Cádiz ganaba por la mínima y la cosa no estaba clara, pero sus acercamientos se contaban por ocasiones. Si Güiza había quedado en evidencia con una doble ocasión, lo mismo le pasó a Kike Márquez. El sanluqueño, que entra y sale del equipo por ser un jugador poco dado al trabajo colectivo, recibió un buen balón de Mantecón dentro del área y falló cuando estaba solo por querer recrearse demasiado. El público también se lo recriminó. No están los ánimos en la grada para muchas florituras. Al descanso se vivió la enésima pitada al equipo, aunque en este caso con la reacción de algunos sectores del estadio, que no creían justo el castigo al equipo.
En el arranque de la segunda parte llegó una buena ocasión. Tras una buena recuperación, Abel abrió a la izquierda, Kike Márquez realizó un extraordinario centro con el exterior y Salvi remató alto de cabeza. Fue una buena oportunidad para poner el segundo en un partido que no terminaba de estar claro, a pesar de que llegar a la puerta de Seral no era complicado.
El partido se podía romper en cualquier momento. La debilidad del Jumilla en defensa era manifiesta y sus pérdidas, constantes. Esto posibilitaba que el Cádiz, sin necesidad de realizar la mejor presión de la historia, pudiera recuperar la pelota en zonas peligrosas. Sólo faltaba el última pase o un buen centro.
El Cádiz no marcaba distancias porque no llegaba el segundo tanto y el Jumilla se venía arriba. Vega puso en aprietos a Cifuentes con un remate lejano y no era un hecho aislado. Con el paso de los minutos estaba creyendo posible que llegara el empate, pero lo que llegó fue el segundo del Cádiz. Salvi recibió un balón en la derecha y, viendo al portero adelantado, se la jugó desde lejos y marcó un golazo. 
Ya el pescado estaba vendido porque el rival no oponía la menor resistencia y ahí llegó el gol de Güiza, que recibió un balón en la frontal y marcó de tiro cruzado. Fácil para él, pero muy necesario porque su rendimiento estaba ya ofreciendo dudas. Llegaría incluso un tanto más, de Abel Gómez, que resolvió bien dentro del área tras otro balón recuperado. El Jumilla ya era un cadáver en ese momento. De hecho se aprovechó Salvi para asistir a Güiza, que hizo el quinto con un disparo cruzado desde cerca.
Ahora hay que esperar que este triunfo sirva para que el equipo gane confianza. Sigue lejos de lo que se espera, pero está en la pelea y, con los refuerzos que deben llegar en enero, el cadismo puede ilusionarse.