Ridículo en Vallecas de un Cádiz que preocupa
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
El Cádiz se salvó de una goleada escandalosa en Vallecas. Es lo mejor que se puede decir de un nefasto partido de los amarillos, que hicieron el ridículo desde el inicio y que enlazan otra derrota. Queda mucho y el equipo ya ha demostrado que puede competir, pero ya son 180 minutos de desastre absoluto: sin juego, sin alma y sin recursos.
El Cádiz empezó el partido con mucha personalidad y a los dos minutos ya había rozado el gol. Tras un lanzamiento de falta, quedó un balón suelto y un disparo de Servando no acabó en gol por una fenomenal intervención de Toño. El equipo había salido bien, pero en una acción inesperada Servando cometió penalti sobre Manucho y Trashorras lo lanzó fuera. Primer resoplido en una tarde muy movida.
Álvaro Cervera había apostado por un centro del campo con Abdullah, Mantecón y Eddy para no perder la batalla del centro del campo, pero era un coladero en defensa. Cada ataque del equipo local era un peligro. Lass se marchó de Carpio, Aridane tardó mucho en salir y su remate no lo pudo atajar Cifuentes. El rechace, a placer, lo convirtió en gol Embarba. Un fallo imperdonable.
El partido de Vallecas debía servir para que el equipo recuperara su identidad y el inicio fue demoledor. A los 16 minutos ya había tenido ocasiones el Rayo para golear a los cadistas, que no se parecían en nada a ese equipo fiable y seguro de las primeras jornadas. Cifuentes evitó el gol de Manucho y Embarba casi hace el segundo en el minuto 17, pero su disparo se marchó fuera. La defensa cadista era una broma.
El juego era del Rayo y las ocasiones también. El equipo cadista sólo daban señales de vida con alguna internada de Salvi por la izquierda, pero era incomprensible que los locales superaran con tanta facilidad el entramado defensivo gaditano. Aparte de que algunos jugadores como Carpio estaban ofreciendo un rendimiento lamentable, realmente es que cualquier balón en profundidad era un drama para la zaga cadista.
Era el partido ideal para el Rayo, ya que el Cádiz no le presionaba con acierto en el centro del campo y después era muy contemplativo cerca de su área. Había que reaccionar, pero el Cádiz no recuperaba la pelota con continuidad. Eran los madrileños los que tenían espacios para contragolpear. El único susto del Cádiz lo dio Salvi en una contra en el minuto 27, pero se desequilibró a la hora de golpear y el balón no encontró la portería.
El aviso más serio llegó con un remate de Ortuño a los 28 minutos. Un pase atrás de Nico Hidalgo acabó en lanzamiento del delantero murciano, pero le salió demasiado cruzado. Era, al menos, un motivo de esperanza ver que el conjunto gaditano también enseñaba los dientes. Ahora faltaba que se recompusiera en defensa como un equipo de esta categoría, algo que no había mostrado en el inicio del choque.
Ya no sufría tanto como en ese delirante arranque, pero le faltaba continuidad en el juego y el Rayo estaba cómodo. A poco que robaba una pelota en la medular, se terminaba plantando delante de Cifuentes. Servando las perdía todas en el cuerpo a cuerpo con Manucho y Lass se quedaba solo delante del portero cadista, pero éste despejaba un balón que terminaría fuera tras un lanzamiento de Manucho.
Una jornada más, Eddy Silvestre ni ofrecía soluciones en ataque ni tampoco en defensa. El mejor del Cádiz era su portero, que evitaba el segundo en el minuto 37 tras un taconazo de Comesaña. La goleada sólo se había evitado por la inspiración del cancerbero cadista. No quedaba ni rastro de ese Cádiz competitivo de las primeras jornadas. Carpio era una caricatura en el lateral y Nico Hidalgo tampoco ayudaba mucho. El desastre era absoluto. Lo mejor era el resultado porque Lass lanzaba al palo al filo del descanso. Era complicado imaginar un primer tiempo más espantoso, sin ninguna buena noticia.
El Cádiz comenzaba la segunda mitad con la obligación de mostrar una imagen digna y más apropiada al de un equipo de Segunda A. Rubén Cruz entraba por Mantecón en un intento por parte de Cervera de tener algún jugador capaz de construir algo en la mediapunta, el gran déficit del equipo desde que comenzó la temporada.
Cifuentes ya no tenía que salvar al equipo en cada jugada, pero el Cádiz seguía sin tener la pelota y así era imposible aspirar a nada. La intención estaba clara y Cervera metía a Santamaría también en el ataque, pero era el Rayo el que seguía llegando con facilidad. Así llegó el segundo tanto, en un centro de Miku que fue rematado por Álex Moreno, con fallo incluido de Cifuentes.
No había reacción alguna, la descomposición era un hecho y ni siquiera los cambios surtieron efecto alguno. Nico Hidalgo se había puesto de lateral derecho tras la salida de Carpio y el primer disparo de Ortuño no llegaba hasta el minuto 70, pero sin ningún peligro. No había reacción, ni juego ni oficio. En el minuto 75 llegaría el tercer tanto del Rayo en un córner pésimamente defendido porque nadie tapó a Miku en el segundo palo después de que el balón fuera peinado en el primero.
Hasta el momento, con partidos mejores y peores, el Cádiz había permitido que su afición se sintiera orgullosa del equipo. Nada que ver con lo ofrecido en Madrid, donde se vio un conjunto lamentable. Sin alma, sin orden y dando vergüena ajena. Perder en Vallecas no es ninguna deshonra, pero hacerlo así no es de recibo. En los últimos minutos no hubo casi nada que comentar. El Cádiz quería que se acabara el infierno cuanto antes y el Rayo se permitía el lujo de sestear para vivir de las rentas.
Lo bueno es que todavía es el 2 de octubre y que esto puede dar muchas vueltas. Cabe esperar que estos partidos, contra Oviedo y Rayo, sólo hayan sido un borrón porque, de no ser así, el paso del Cádiz por la categoría será efímero.
Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com