Final cruel para un Cádiz con ADN competitivo
La mala suerte impidió que el Cádiz se llevara los tres puntos en el partido contra el Oviedo. Se había puesto por delante con un gol de Álex de penalti y un tanto en propia puerta del propio jugador madrileño premió el empuje del equipo asturiano.
Quedó claro desde el arranque que el Oviedo no era el Almería. Llegó con la intención de hacer daño en el área amarilla y dio el primer susto con un córner lanzado por Saúl Berjón que despejó Cifuentes con apuros. Los visitantes estaban más metidos y creaban peligro por la banda de Matos.
El peligro era enorme después de cualquier pérdida. Se veía venir el 0-1, pero Álex Fernández estuvo a punto de adelantar al Cádiz con un lanzamiento desde fuera del área que despejó Herrero haciendo una gran intervención al filo del primer cuarto de hora.
Los que pensábamos que iba a ser un partido cerrado fallamos con estrépito porque estaba muy abierto y el balón iba de un área a otra en todo momento. El Cádiz estaba haciendo lo que no quería Cervera: fallar en la salida de balón, Eso le daba vida a un rival con físico a través de Boateng y con calidad también.
Con el paso de los minutos el dominio fue del Cádiz, pero no había claridad para crear peligro. Los centros del Salvi no encontraban rematador, Aketxe en el primer tiempo no estaba fino de puntería y Manu Vallejo no estaba tan inspirado como en otras tardes.
La segunda parte empezó con la misma fisonomía. Mandaba el Cádiz ligeramente, pero le costaba mucho superar a un rival con tanto músculo como nivel técnico. Estaba todo muy igualado y daba la sensación de que la cosa se podía decidir por cualquier detalle.
El partido se iba enmarañando y ya no había tantas llegadas. Se imponían la pelea y las disputas en cualquier zona del campo, aunque Anquela metía en el campo a Joselu, uno de los objetivos del Cádiz para su delantera, y eso era muy inquietante. Cervera sacaba a Barco y metía a Carrillo.
Aketxe estaba cerca de hacer el primero por medio de una falta lanzada en el minuto 65. Eran momentos de mayor claridad cadista y la grada lo notaba. Subían los decibelios en el estadio y el partido tomaba otra dimensión, aunque el Oviedo seguía siendo peligroso y Joselu remataba en el minuto 70.
Y el detalle que podía decidirlo todo fue un penalti que le hicieron a Manu Vallejo y que transformó Álex Fernández en el minuto 76. Era un punto de inflexión en el partido y estaba cantado que había que sufrir porque los ovetenses tenían que ir a por todas.
El balón en el tramo final era del Oviedo y el cadismo se comía las uñas porque el Cádiz no era capaz de tenerlo ni siquiera con Perea en el campo. Y cuando ya parecía que la victoria se quedaría en casa, un disparo de Tejera rebotó en Álex y el balón terminó dentro de la portería de Cifuentes.
Sólo un punto cuando pudieron ser tres, pero queda la sensación de que este renovado sigue con capacidad para pelear contra rivales de fuste como el Oviedo.