De Cádiz a Lanzarote por el amor de una hija: la ayuda familiar a una enfermera en apuros
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La crisis del coronavirus ha golpeado con dureza a toda la sociedad. Mientras una gran parte de la población se encuentra en casa, otros muchos no tienen más remedio que salir a su lugar de trabajo. Con mascarillas, guantes y toda la protección que sea necesaria. Algunos, incluso en primera línea de batalla, no disponen de ese material tan valioso. Es el caso de Raquel Mateos, una enfermera gaditana, natural de Algeciras, que trabaja en Lanzarote y que, con la ayuda de su familia y sus compañeras, ha conseguido elaborar un nuevo arsenal de mascarillas para su seguridad.
Suena el timbre de casa por la mañana. Raquel se levanta, abre la puerta y ahí esta la caja, cargada de telas, gomas y cuerdas con las que fabricar unas mascarillas caseras. Era el paquete que Juan Ricardo, Cristina y Elena -su familia- le había enviado desde Algeciras y que contenía un bien tristemente preciado en esta situación.
Sin tiempo que perder, Raquel y sus compañeras de trabajo se ponen manos a la obra para fabricar las mascarillas junto a la ayuda del médico. Entre todos tiran de ingenio para convertir una goma -como las que se utiliza para los análisis de sangre- en un elástico que, con dos pequeños agujeros cosidos con hilo, agarra el trapo que da forma a la mascarilla.
Mientras que medio mundo recibe y envía toneladas de productos a unos y otros países a modo de refuerzo, las manos de muchas personas, de manera desinteresada, están sirviendo de una gran ayuda para esos héroes sin capa que cada día arriesgan su salud por la de los demás.
El amor por una hija todo lo puede y los 1.874 kilómetros de distancia que separan Algeciras de la isla no han sido un obstáculo para que Raquel y sus compañeras enfermeras dispongan del material necesario para lidiar esta batalla. Por la parte que me toca, sólo puedo sentir orgullo.
Gracias Raquel. Dios te proteja y te bendiga