0-2, min. 43: Espino
Victoria sufrida para recuperar la autoestima
Ganar en Balaídos significaba espantar muchos fantasmas. El Cádiz CF venía de perder dos partidos consecutivos y necesita un chute de autoestima. Lo ha hecho ganando al Celta de Vigo a base de mucho correr y mucho sufrir. Tiene mucho que mejorar porque no siempre va a marcar creando tan pocas ocasiones y recibiendo tantos remates, pero debe servir para crecer.
El Cádiz salió con muchas caras nuevas y con la lección aprendida, pero a los cuatro minutos ya sufrió el primer susto con un lanzamiento cercano de Franco Cervi. El equipo necesitaba tener solidez defensiva para no repetir las malas sensaciones de la jornada anterior.
Ni que decir tiene que el control del juego lo tenía el Celta y que el Cádiz empezaba el choque con las líneas muy juntas para no dar pie a ninguna desaplicación. Los celestes buscaban en el inicio la espalda de Espino.
No estaba pasando apuros en el primer cuarto de hora, pero con el balón seguía siendo un equipo muy inocente, como le pasó contra la Real Sociedad. Alarcón era el único jugador con criterio en la construcción, además de ser el más activo en el robo en la medular.
La primera ocasión del Cádiz llegó con un lanzamiento de Salvi desde el borde del área tras una mala entrega de Murillo. Su tiro se marchó alto cuando el partido estaba en el minuto 21. El equipo fue enseñando los dientes en algunas acciones, sobre todo por la banda del sanluqueño.
A los cadistas les estaba costando mucho circular el balón con cierto criterio, pero el balón parado sirvió para golpear primero. A los 38 minutos Tomás Alarcón lanzó una falta con mucha precisión y Lozano peinó el balón a la red.
Era un impulso moral para los de Cervera, que se sentían más fuertes para seguir haciendo su partido. Y si Lozano estuvo brillante en su remate del 0-1, fue capaz de forzar un penalti gracias a su empeño. Lo falló Salvi, pero después marcó Espino en el rechace. Un 0-2 antes del descanso para un equipo que llegaba con dudas y que se había venido arriba gracias a su trabajo.
Pero antes de irse al vestuario, los cadistas tuvieron que sufrir con un lanzamiento lejano de Hugo Mallo que obligó a Ledesma a firmar una buena intervención.
Había que resistir al previsible acoso de los gallegos. Coudet había reunido mucha calidad en la zona ofensiva, pero el Cádiz seguía bien puesto en el campo. Se produjo el debut de Arzamendia, que entró por un Lozano que se marchó con molestias.
En el primer cuarto de hora de la segunda parte el Cádiz no fue cruzar el centro del campo, pero tampoco sufría en exceso. Pero en una jugada aislada llegó el 1-2. Santi Mina marcó con un gran lanzamiento con la zurda después de que Ledesma despejara un disparo cercano de Aspas.
Era el minuto 65 y el equipo estaba demasiado embotellado. No era capaz de tener el balón para defenderse a través de la posesión y, así, se encaminaba hacia el tramo final con el miedo de perder la gran ventaja que se había ganado en el primer tiempo.
El reloj no se movía a la velocidad que querían los cadistas porque el equipo seguía sin capacidad para salir desde atrás. Cervera metía a Álex, Jonsson y Osmajic, pero en los siguientes minutos seguían siendo los celestes los únicos dominadores de la pelota. Ledesma tuvo que detener con apuros otro buen remate de Mina.
Iago Aspas mandó un balón al larguero, ya en la prolongación. La agonía era máxima ante el acoso del Celta, que no se cansaba de insistir y de achuchar. Y la suerte que faltó contra Osasuna se compensó porque Mina cabeceó al larguero en el último minuto.