2-0, Kike García (min. 79, p.)
Sin gol, sin calidad y sin acierto en Pamplona
El Cádiz que ha comenzado LaLiga debe ser un equipo muy diferente al que compita en septiembre. Tiene que recuperar jugadores importantes que están lesionados y necesita que lleguen futbolistas de calidad en el mercado. Con lo que hay le dio para competir un buen rato, pero los fallos ante la portería rival le arruinaron la tarde.
Al Cádiz le costaba mucho tener el balón en el inicio del choque. Osasuna presionaba arriba, obligaba a pegar pelotazos en largo y era una pérdida constante. Por contra, los locales tenían las ideas muy claras cuando contaban con la posesión y sabían buscar las bandas con una gran precisión.
Era un sufrimiento para los amarillos, que seguían echando mucho de menos la aparición de un jugador como Alcaraz, capaz de tener la pelota para salir del acoso constante. Se fue quitando el agobio con el paso de los minutos, pero no tenía la menor continuidad en el juego porque no daba tres pases seguidos.
Sin embargo, el primer disparo del partido fue del Cádiz. Mady Diarra no se lo pensó en una acción en la que el Choco había llegado con peligro al área. Aunque el hondureño tenía perfil para chutar, pero su compañero llegó de frente y lanzó el balón arriba.
El equipo había ido mejorando y en el primer cuarto de hora había sido capaz de superar la presión de su rival. No es nada fácil contener al conjunto pamplonica y los de Sergio lo estaban haciendo a base de mucha pelea. Pero Osasuna va en oleadas y Ledesma evitó el primero con una mano salvadora en una acción de barullo que llegó a la puerta amarilla con un remate desafortunado de Lozano.
Faltaba contundencia atrás en algunas acciones y eso fue lo que provocó un penalti algo riguroso de Ledesma sobre Budimir. Mateu Lahoz, muy casero, no se lo pensó y lo transformó el Chimy Ávila en el minuto 37.
Había que empezar a tener posesiones más largas para alejar a los rojillos del área propia y aspirar a hacer un gol. Lucas Pérez estaba más acertado que en la primera jornada y era el jugador que hacía cosas diferentes en ataque. En los balones divididos siempre se imponían los navarros en una circunstancia del juego que sí se podía igualar.
Ledesma evitó el segundo a un cabezazo de Budimir en el arranque de la segunda parte. Y, acto seguido, pudo llegar el empate en un remate a puerta vacía de Lucas Pérez, pero el gallego lo mandó incomprensiblemente fuera después de una buena jugada de Diarra.
El equipo peleaba bien, no le perdía la cara al partido, pero le faltaba calidad y finura donde se marcan las diferencias. Sergio González metió a Alejo, Arzamendia y José Mari cuando quedaba una media hora. El Cádiz estaba dando guerra y tenía llegadas peligrosas, pero el partido estaba roto y podía pasar cualquier cosa.
Alejo se dejaba notar por la derecha con buenos centros, pero faltaba la profundidad de Arzamendia. Había tenido capacidad para sufrir y perdía sin ser claramente inferior, pero se plantaba ante la portería el Choco en el minuto 73 y no era capaz de lanzar por la aparición de Rubén Peña.
El Cádiz había perdonado y volvió a sufrir otro penalti por un agarrón de Chust a Kike García, que hizo todo el teatro que pudo. Lo marcó el propio delantero y el Cádiz tenía que buscar la hazaña en diez minutos con un jugador menos, por la expulsión previa de Alarcón. Ya se acabó todo y encajó la segunda derrota en dos partidos.