Los integrantes de la plantilla del Ayamonte se han reunido tras la dimisión del entrenador, Manolo Espina, el pasado fin de semana y han acordado plantarse. La mayoría opta a día de hoy por no jugar en Alcalá de Guadaira el partido de la próxima jornada ya que en muchos de los casos llevan hasta seis meses sin cobrar.
Tras varios amagos de huelga en el equipo, el adiós de Manolo Espina ha supuesto la mecha que prende la llama definitiva.
En estas circunstancias, el Ayamonte afronta una situación delicadísima para su futuro. La normativa impide realizar fichajes ahora y, en cualquier caso, las arcas del club están vacías. Además, el conjunto rojillo solo tiene un punto de ventaja sobre la zona de descenso y restan seis jornadas por disputarse, por lo que tanto el descenso administrativo como deportivo amenaza a la entidad de la Puerta de España.
La directiva del Ayamonte, con su presidente Juan Morales a la cabeza, trabaja en varios frente a marchas forzadas. Por una parte trata de hacer reconsiderar su postura a los jugadores, o a al menos a un número suficiente para afrontar el partido en Alcalá. Al mismo tiempo busca entrenador e intenta lograr ingresos a toda costa para salvar la tesitura que puede acabar con uno de los clubes históricos de la provincia de Huelva.
Sin el Ayamonte, el Recreativo B sería el único representante onubense en el grupo décimo de Tercera División, a la espera de conocerse la resolución de la lucha por el ascenso en Primera Andaluza en la que está inmerso el Isla Cristina.
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