Otro chiste en su chistera
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Si este país no viviera eternamente acomplejado, la final de Copa sería siempre en Madrid; si no existiera un alto porcentaje de exaltados, se disputaría, sin dudarlo, en el Santiago Bernabéu. Si los lumbreras no tuvieran tanto mando en plaza, el día y la hora de ese encuentro se fijaría cada mes de julio de forma inmutable. Y todo resuelto. Pero este no es un país normal y el fútbol es la mejor muestra sociológica (y zoológica) de ello.
Para el que organiza la competición ella misma es puro estorbo hasta que llegan las semifinales y si es que éstas las juegan los de siempre. Para el resto de equipos la cosa va según sople el viento. Para las aficiones es la competición ideal pero claro, para qué van a pensar todos en los intereses de los seguidores: ellos que paguen y callen, que ya unos se encargarán de poner horarios de risa para dificultarles la asistencia, otros de tirar la eliminatoria alineando a benjamines si hace falta para “darle prioridad a la liga” (eufemismo de “por mí como si nos elimina el Villarrobledo de Abajo”), y los de más allá tocarán el bolsillo cuando sea menester; todo ello, previo apaño del sorteo para que las sorpresas sean prácticamente una quimera.
La Copa es un chiste de mal gusto. Da igual que quemen banderas y silben el himno de todos –impunidad absoluta-, da igual que jueguen con los aficionados más débiles –a nosotros nos llevaron a Elche, magnífica ciudad y buen estadio, pero pisoteándonos hasta el esternón-… y así hasta el infinito. El que escribe estas líneas no descarta que ese referente intelectual mundial llamado Ángel María Villar se saque un nuevo conejito de la chistera y acabe fácilmente con el entuerto. Puede que este curso la final se juegue medio tiempo en el Calderón, el otro medio en el Bernabéu, la prórroga en La Cartuja y, si los hubiera, los penaltis podrían tirarse en Mestalla. ¿La ceremonia de entrega del trofeo? Denle tiempo, ya lo pensará ese mismo día. No le exijan tanto, hombre, no le exijan tanto.