Cómo pregonar un desprestigio
José Carlos Galván
(Canalcosta)
Si no es un buen momento para los clubes modestos y sin mecenas de verdad, tampoco lo puede ser para los trofeos de verano. El Trofeo Colombino tuvo incluso que disputarse a partido único en 2010 y la coyuntura adversa se mantiene. Eso sí. Una cosa es salvar dignamente una edición de un torneo tradicional, con la contratación por ejemplo de un equipo que acaba de descender a la Serie B, el Pescara. Y otra desprestigiarlo sin estar obligado a ello y, además, pregonarlo.
La elección de José Antonio Martín ‘Petón’ como pregonero de la XLIX edición es una decisión que contraviene toda la historia del Trofeo, que precisamente vive de la historia hoy en día. Solo hay dos razones que justifican el nombramiento de un pregonero para el Colombino: Una estrecha vinculación de la persona elegida con el centenario fútbol onubense o una relevancia nacional o internacional que prestigie el torneo, bien desde el balompié, la comunicación o ambas. Pues ni una cosa ni la otra.
Petón no cumple con ninguno de estos requisitos. Ni tan siquiera con los identificadores que ha aportado el club onubense para explicar la designación. Petón, que me merece todos los respetos y al que hay que agradecerle que ‘haya aceptado’ la invitación, es un exjugador, un fiel aficionado al Atlético de Madrid, un exrepresentante de Fernando Torres, un productor televisivo, hasta un comentarista deportivo, pero no un periodista. Tampoco “ha mostrado su interés en el decanato albiazul” y lo ha puesto en valor “de manera constante” como defiende el Recre. Simplemente le ofrecieron el pregón y a posteriori “realizó una semblanza magnífica en el programa de la Cadena Cope ‘El partido de las 12” antes de conocerse que sería pregonero el próximo 6 de agosto en los Jardines de la Casa Colón.
No basta con haber aumentado el índice de popularidad de forma considerable en los últimos años por continuas apariciones radiofónicas y televisivas. En ese supuesto, Belén Esteban sería la candidata idónea. El desprestigio lo provoca el club, no Petón, que es un personaje en auge en la parrilla de televisión y tiene todo el derecho a desarrollar su papel y a ganarse la vida.
Por otro lado, la semblanza con la que el Decano anuncia al pregonero del Colombino 2013 no solo es inexacta, también incompleta.
No seré yo quien llame a Petón “falangista”. Primero porque el término conlleva un insulto por su acepción negativa y peyorativa. Y segundo porque él mismo lo ha desmentido en una carta enviada por él mismo al diario ‘Público’ en 2010. Pero los aficionados al Recreativo deben saber que Petón ha elegido el homenaje a los Caídos de la División Azul para honrar cada año a su padre, enterrado allí. “Sí, canté el Cara al Sol y lo haré cada año”, dijo al citado periódico. El pregonero del Colombino se declara demócrata y no dudo de que lo sea, pero si va a cantar a un acontecimiento histórico como el Trofeo debemos conocer cómo interpreta la historia.
Los actuales dirigentes del Recre, desde luego, no han interpretado bien la historia de la entidad al decidir sobre el pregonero, sobre todo y pese a todo lo dicho anteriormente por la invitación a Martí Perarnau. Este periodista -en este caso la dedicación principal le respalda- se ha permitido el lujo de rechazar el ofrecimiento por motivos de agenda. El Colombino está muy por encima de su figura en el ámbito nacional, o al menos debería, de ahí que no se entienda que el club informe sobre el deseo de contar con un tándem en el atril (Petón- Perarnau) antes de conocer la disponibilidad de ambos. Perarnau fue el entrevistado por una vez en 2007 y le cuestionaron por los equipos con los que simpatizaba además del Barcelona. “Milan, Liverpool, Arsenal, Espanyol, Sevilla y Ajax”, fue su respuesta. Ese día se le olvidó el Recreativo, del que es desde pequeño. ¿No?
Qué contraste en los últimos días en las oficinas del Decano. Una campaña de abonados atrevida pero ambiciosa, con mucha imaginación frente a la adversidad, convive con el nombramiento de un pregonero -pudieron ser pregoneros- que traiciona la tradición. El nombramiento, no el pregonero. Estaría bueno.