Entre el cielo y el suelo
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Hubiera sido un precioso guiño del destino el poder celebrar los 125 años en Primera, porque no hubiera existido mejor campaña de publicidad para esa efeméride que salir cada semana en los espacios de periódicos, webs, radios y televisiones de todo el globo por jugar en la supuesta mejor liga del mundo. Pero no, este año no quedará grabado como uno de los mejores recuerdos albiazules. Toca levantarse, no queda otra.
La decepción ha sido considerable. Es verdad que la plaga de lesiones que comenzó a asolar al Decano justo en su mejor momento -y que ya no le abandonó- fue clave, sí, pero el batacazo es imborrable porque la caída duró demasiado y nadie la supo parar. Es verdad que se logró un mayor número de puntos que el pasado curso, pero no creo que eso consuele demasiado. Es cierto que muchos (yo el primero) firmaban en julio conseguir una permanencia agónica, pero no jugar estos ‘playoffs’, en la mano durante el 95% de la temporada, es un patinazo, se mire como se mire. El ascenso de este año ha sido de los más baratos de siempre y el primero de la clase ha sido el Éibar, repetimos, el Éibar… que es para quitarse el sombrero con ellos, pero ya me entienden.
Quedan pendientes muchas dudas: por qué tanta fe en Gallegos o Larena, por qué ciertas ausencias de Menosse o Antón, por qué esos experimentos repentinos con Álex Pérez o Zamora… o aquello de Fernando Vega de ‘mediapunta’, difícil de igualar. Admito que Sergi hizo un trabajo aceptable y que no acumula dos temporadas nefastas, pero tampoco ha descubierto la pólvora por mucho jabón que le den algunos.
El caso es que entre ese anhelado cielo de la Primera división y el suelo de esta depresión momentánea hay otra vida, la de esa gente que, pese a todo, ha vuelto a dejarse los cuartos, la piel y la garganta con su Decano… y que volverá a hacerlo en apenas un par de meses. Esos sí que se merecen el cielo.