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De Laurentiis pulsó el botón de autodestrucción: la polémica salida de Ancelotti

De Laurentiis pulsó el botón de autodestrucción: la polémica salida de Ancelotti

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Carlo Ancelotti y Aurelio de Laurentiis posan para la prensa.
Carlo Ancelotti y Aurelio de Laurentiis posan para la prensa.

El Napoli hizo oficial el pasado martes la destitución de Carlo Ancelotti como técnico del club. El conjunto partenopeo hizo pública esta decisión poco después de que el equipo que el ex del Real Madrid dirigía goleara al Genk y accediese a la ronda de octavos de final de la Champions League, ronda que sólo ha alcanzado en tres ocasiones a lo largo de su historia (90/91, 11/12 y 16/17).

Habida cuenta de que el club del sur de Italia ha alcanzado esta campaña cotas poco habituales en su larga historia se antoja complicado comprender las razones que han empujado a la entidad a prescindir de un entrenador de tamaño prestigio en Italia, pese a que la prensa ya venía advirtiendo que el terremoto se desencadenaría pasara lo que pasara ante el cuadro belga el pasado martes.

Para ello conviene conocer en primer lugar en manos de quién está el club. Aurelio De Laurentiis es el propietario del Napoli desde que en 2004 adquirió un club que había caído en el infrafútbol italiano tras la bancarrota a la que desgraciadamente se ven abocados muchos clubes de este país.

De Laurentiis recogió las cenizas de lo que fue un club capaz de conquistar Italia y consiguió reconstruir a la entidad hasta llevarla de nuevo a pelear (y lograr) títulos. Nadie puede negar que ha llevado al Napoli a otra dimensión y que a lo largo de su largo mandato hay una importante toma de decisiones sin las cuales obtener una clasificación para los octavos de final de la Champions League jamás habría sido posible.

Aurelio De Laurentiis, presidente del Nápoles.
Aurelio De Laurentiis, presidente del Nápoles.

No obstante, tampoco se puede obviar el hecho de que el carismático productor de cine haya demostrado en no pocas ocasiones una deficiente gestión del capital humano del que dispone en el club y que ha llevado al equipo a estar en la situación más delicada en el último lustro.

Es cierto que los resultados evidencian que la gestión de Carlo Ancelotti no era la mejor posible. La plantilla no ha cambiado mucho en lo que respecta a la que peleó la Serie A hasta el final con la Juventus en temporadas anteriores y actualmente la tabla dice otra cosa. El equipo está fuera de puestos europeos (es séptimo con 21 puntos y acumula siete partidos consecutivos sin vencer) y ha perdido la identidad con la que dotó a sus jugadores Maurizio Sarri y que llevaría al club a ser considerado durante varias temporadas como uno de los que mejor fútbol practicaba allá por donde fuera.

Es obvio que mantener el nivel durante toda una temporada es imposible. Siempre habrá momentos mejores y peores pero los nervios le han jugado una mala pasada a De Laurentiis en esta ocasión. Es frustrante ver cómo uno de los mejores Napolis de la historia se topa con una Juventus intratable, cómo los sorteos no favorecen en la Champions League o cómo una mala noche puede dar al traste con una temporada, pero nunca se debe de perder la perspectiva en el mundo del fútbol. Hay que ser conscientes del pasado para mirar al futuro y a Aurelio le han podido más en esta ocasión las prisas que la confianza en un proyecto dirigido por un entrenador que ha dado a lo largo de su carrera sobradas muestras de que sabe sacar lo mejor de sus futbolistas.

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Grazie Mister è stato un onore aver lavorato con te e il tuo staff. In questi due anni ho conosciuto una persona speciale. Ti auguro il meglio!

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El caso es que siempre la cuerda se rompe por la misma parte, y los jugadores, que siempre se han colocado del lado del entrenador, tienen bastante culpa de que este matrimonio haya acabado en temprano divorcio. En acuerdo con ellos se podría estar en que quizás los signos que estaba dando el equipo sobre el terreno de juego no eran para hacer saltar las alarmas, pero saltarse a la torera las órdenes del mandamás y retarle no beneficia a absolutamente nadie.

Silencio ante los medios, multas, un vestuario dividido en grupitos como si de quinceañeros se tratase, broncas de la afición y una serie de cadáveres por el camino en forma de tropiezos ligueros han precedido a la marcha de un Ancelotti que, sin saberlo, me atrevo a aventurar que intentó mediar con el testarudo presidente.

Gattuso, durante su primera rueda de prensa en el Nápoles.
Gattuso, durante su primera rueda de prensa en el Nápoles.

Coge el dinero y corre. Sería mi consejo para un Ancelotti al que no le faltará trabajo. La llegada de un Gattuso (discípulo de Carletto) que no ilusiona a la afición y que tiene poco cartel como entrenador no hace más que aumentar la percepción general de que la temporada se va a hacer muy larga en San Paolo con jugadores buscando la puerta de salida y con un presidente que ya ha demostrado a todos una vez más que en esta entidad nadie debe desautorizarlo.

Tras varias temporadas manteniendo la base del equipo, la próxima campaña desprende, desde diciembre de 2019, un hedor a reconstrucción y a ver qué sucede, que tira para atrás.

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