Se cumplen 15 años del robo en el España-Corea

Este 22 de junio de 2017 se cumplen 15 años desde la eliminación de España en el Mundial de Corea y Japón a manos de los coreanos, en un partido muy polémico con el tristemente famoso arbitraje de Gamal al Ghandour.

 
La selección española, entrenada por José Antonio Camacho, llegaba al envite de cuartos de final de aquella cita con una oportunidad única de superar por fin la ronda de cuartos de final, eliminatoria en la que había caído siempre en una Copa del Mundo. En la primera fase venció con claridad a Eslovenia, Paraguay y Sudáfrica, mientras que en octavos tuvo que esperar a los penaltis para superar a Irlanda.
Además, España veía cómo las favoritas iban cayendo poco a poco. Francia, Argentina y Portugal se fueron a casa en la primera fase, mientras que Italia fue eliminada en octavos precisamente frente a Corea después de un arbitraje demasiado casero del polémico Byron Moreno. Sólo Alemania y Brasil seguían en liza de entre las selecciones potentes.
El partido comenzó con los coreanos aprovechando su superioridad física dentro de un calor sofocante. Poco a poco España se fue entonando, pero ahí chocó con el árbitro egipcio Al Ghandour. Multitud de patadas de los asiáticos se quedaron sin respuesta del árbitro, que sí señaló ilegalidad en tres jugadas muy dudosas de fuera de juego de Joaquín, Luis Enrique y Mendieta cuando encaraban al portero, aunque lo peor serían los dos goles anulados.
El primero fue un tanto en propia puerta de los coreanos después de una jugada a balón parado por una falta inexistente del 'Pipo' Baraja. El segundo, ya en la prórroga, cuando Morientes remató lo que hubiera sido un 'Gol de Oro' tras un centro de Joaquín. El línea levantó la bandera señalando que el balón había pasado la línea de fondo, pero la pelota ni siquiera estaba sobre la raya de cal.
Corea venció por 5-3 en los penaltis después del fallo de Joaquín y el tanto ganador de Hong Myung-Bo, y ahí se desataron las protestas de los jugadores españoles, sabedores de que podrían haber hecho historia de no ser por tres hombres de negro que se cruzaron en el camino sobre el Estadio de Gwangju.