Con vitalidad y una sonrisa, todo es mucho más fácil. Al menos, esa es la experiencia de vida del nadador David Sánchez (Huelva, 2001). Su historia de superación ha dado un giro de 180 grados. El joven ha pasado de practicar natación por recomendación médica a acudir a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 convirtiéndose en una de las promesas de esta especialidad tras conseguir tres diplomas y batir tres récord de España. Antes de uno de sus entrenamientos con el Club de Natación Colombino en el Polideportivo Municipal Andrés Estrada, David ha querido atender a ElDesmarque para contarnos su corta pero intensa trayectoria en el deporte adaptado.
Una escoliosis en la espalda lanzó a David Sánchez al agua y nunca mejor dicho. "Tenía 18 ó 20 grados y el médico me dio dos opciones: o te metes en el agua o te meto yo. Me metí, no me quedaba otra", recuerda el onubense. Y es que desde los seis años en los que se inició en la natación sigue inmerso en el disfrute de su pasión. "Juanjo -uno de sus monitores- me metió en el mundillo de las competiciones. Hay una travesía en tal sitio, una competición en tal pueblo y a lo tonto... aquí estamos: de decir vamos a nadar para la espalda a decir vengo de Japón".
El deporte ha supuesto una verdadera lección de aprendizaje para este nadador onubense. Tal y como él mismo reconoce, ha habido muchas cosas que si no hubiera estado en el "mundillo" no sabría hacer. "Que te digan tienes que cambiarte de ropa y que tienes que estar fuera del vestuario en diez minutos... Las primeras veces dices dame más tiempo, pero después te encuentras que te dicen 10 minutos y me sobran cuatro".
En este proceso, ayuda mucho el convivir en concentraciones con gente con discapacidades diferentes y recuerda una anécdota que le sirvió para seguir superándose. "Estaba comiéndome un yogur, cuando está el yogur lleno está muy bien porque cojo la cuchara con los dos brazos, pero cuando está casi vacío eso ya no pesa y se va, y veo como Xavi Torres, nuestro entrenador de la selección por aquel entonces, lo mete en un vaso. Si lo mete en un vaso, el vaso pesa y ya no se mueve. He podido aprender cosas así a montones", explica el nadador.
A pesar de su juventud, David ya ha podido notar la evolución del deporte adaptado durante estos años. "Aún queda un montón para que la balanza entre deporte convencional y deporte adaptado esté nivelada al 100%. Pero lo que se ha vivido en Tokio, sin ir más lejos, a nivel de retransmisiones, repercusión social... ha habido mucha diferencia entre olímpicos y paralímpicos, pero hubo más diferencia en Río. Cada año se está nivelando todo un poquito más. Queda un largo camino, pero se está avanzando", recalca el deportista andaluz.
Recordando su debut en los Juegos Paralímpicos de Tokio a David le sale una gran sonrisa. Y no es para menos: de las cuatro pruebas en las que Sánchez participaba, tres diplomas olímpicos y tres récord de España. "En los 100 metros espalda, que era una prueba que no habíamos preparado tanto, nos metimos en la final y ya fue una sorpresa, pero encima hacer récord de España fue increíble", reconoce el onubense.
Para llegar a Tokio, David, como el resto de deportistas, ha sufrido las consecuencias directas del confinamiento y las restricciones por el coronavirus. "Fue duro física y psicológicamente el tener un parón de nueve meses en los que no entrenas. Podíamos ir a la playa a entrenar con un certificado que nos dieron, pero no es lo mismo entrenar en la playa con todas las corrientes que poder hacerlo en la piscina".
Después de Tokio, David piensa en París y por qué no incluso en Los Ángeles. Son varios los retos que tiene por delante: "A corto plazo, en junio, el Campeonato del Mundo de Madeira; a medio plazo, París; y ojalá estamos trabajando para que a largo plazo sea Los Ángeles 2028. Ahora mismo nos centramos a corto plazo, en la mínima que tenemos que es el 50 mariposa, queremos la de los 100 espalda y queremos la de 200 estilos también. El reto ahora mismo es conseguir otra mínima para el campeonato, aunque estemos ya clasificados da igual, queremos otra".
En su preparación, David considera que el factor psicológico es más importante que el físico. "La cabeza me hace más que el cuerpo". Y lo ejemplifica a la perfección: "He tenido campeonatos en los que yo sabía que no iba bien físicamente, pero sin embargo ha llegado el momento de decir me subo al poyete, he mirado al de al lado y he dicho: este no me coge, te metes en tu película, te crees que eres el mejor del mundo sólo durante esa parte de la prueba y te sale un resultado súper bueno. También me ha pasado que he ido con un estado de forma bastante bueno, me he subido al poyete, me he montado mi película de todo lo contrario y ha sido un desastre".
El apodo del 'Tiburón de Huelva' surgió "por culpa de Pepe Griñón, el primer entrenador que tuve en el Club Onubense de Deporte Adaptado", recuerda con risas el andaluz. "Tenía unos 15 años, era mi primer Campeonato de Andalucía, fue en Puente Genil, gané las tres pruebas y al día siguiente en el entrenamiento pasó de decirme 'David, ven para acá' a 'Tibu, ven'... Yo no sabía que era a mí. Con el cachondeo fue un día y después otro, hasta que salgo en Teledeporte y dijeron 'ahí sale nuestro Tiburón de Huelva'".
Representar a Huelva y a Andalucía por el mundo es algo que "no me esperaba", admite. "Yo empecé en este mundillo por decir 'me voy a poner bien la espalda'. Hace poco me pararon preguntándome que si era el que había ido a Tokio con estas pruebas... Yo no pensaba que en muy poco tiempo iba a pasar de decir: 'me voy a un campeonato de Andalucía a Cádiz' a 'mamá, papá me voy a Japón'. Tardé en asimilar bastante que tenía que irme a Tokio", relata Sánchez.
Este estudiante de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte mira al futuro con positividad y envía un mensaje para los que empiezan en esto: "Les diría que no echen cuenta a lo que le digan los demás porque si tú llegas diciendo que quieres ser campeón olímpico te van a decir que estás loco. Pero si estás dispuesto a hacer lo que haga falta, ¿por qué no? ¿Por qué no vas a llegar? Es verdad que la estadística de que un deportista llegue a la élite es uno de cada mil, pero ¿y si ese uno eres tú?", reflexiona el onubense.