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Italia-Inglaterra. ¿Suena bien, verdad? La final de la Eurocopa tiene un pronóstico incierto y muchos matices que lo convierten en un partido muy atractivo. Imposible perdérselo.
Todos hemos ensalzado el gran torneo de Italia y su cambio de filosofía. No viene sólo de esta Eurocopa, la transformación ya se había producido antes. Recuerdo a la Italia de Prandelli llegar a la final de 2012 con muy buen fútbol y un Pirlo excelso. No, el fin del 'catenaccio' no se ha producido ahora, pero quizá sí es elocuente que en la reconstrucción llevada a cabo por Mancini después de quedar fuera del Mundial se haya optado por el talento en vez de por la acumulación de defensas (menos de 1,5 goles se paga 2.6 a 1)
Italia, más que nunca, ha jugado a ganar los partidos, yendo a presionar muy arriba y poniendo en aprietos a todos sus rivales. Curiosamente, de esta manera lleva 33 partidos sin perder y ha regresado a lo grande a la máxima élite del fútbol de selecciones. Jugadores como Donnarumma, Barella o Chiesa han encajado en un sistema para el que también eran válidos Insigne, Immobile o Verratti, además de, por supuesto, los eternos Bonucci y Chiellini (empate 0-0 a los 90 minutos se paga 6 a 1).
Ese ímpetu, esa voracidad, es lo que ha caracterizado a Italia en la Eurocopa. Todo lo contrario que Inglaterra. Los ingleses han sido un equipo acostumbrado a las desgracias, desde las de sus horribles porteros a las de leyendas como Gerrard, Lampard o Rooney que jamás pudieron triunfar con la selección. Esta vez el cuento es distinto. Con Southgate el equipo inglés se ha dedicado a no perder más que a intentar ganar, y el resultado está siendo satisfactorio. Los cinco partidos y medio sin encajar un gol fueron el mejor ejemplo de que para llegar lejos en el torneo Inglaterra debía mirar primero atrás, a la defensa (levanta Inglaterra el trofeo se paga 1.8 a 1).
Dos maneras de ver la final, de ver el fútbol actual. La de Italia más alejada de la que siempre fue Italia y la de Inglaterra también distinta a la que históricamente le hizo fracasar. Europa da un giro inesperado del que saldrá un nuevo campeón. Jugar a ganar o jugar a no perder. Esa es la cuestión.