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Los cinco anillos, de cinco colores diferentes, son uno de los símbolos más icónicos del deporte, pero, ¿sabes lo que significan?
Por extraño que nos pueda parecer, los anillos olímpicos no estuvieron ligados a los Juegos desde el comienzo de su celebración ya como Juegos modernos en 1896. No fue hasta 1913 que se creó el diseño actual. Preciso, simple e insuperable. Lo logró el gran inspirador de la competición, el barón Pierre de Coubertin, con una idea muy sencilla.
Cinco aros, uno por cada continente (Europa, África, Asia, América y Oceánia) y seis colores (azul, amarillo, negro, verde, rojo y el blanco del fondo). Estos representarían a todos los países que por aquella época participaban en los juegos. Así estaba el azul y amarillo de Suecia; el blanco y azul de Grecia; azul, blanco y rojo de Francia... Así hasta añadir también al Reino Unido, los Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Italia y Hungría. También se añadía a España, Brasil y Australia, además de Japón y China.
Se conformó un símbolo único, al que Coubertin agregó una idea que había tenido también en el pasado. Entrelazar los aros, como símbolo de unión. Esta era una idea que el galo tenía guardada desde que presidió la USFSA, una organización de deportistas franceses que ya tenía como logo dos aros entrelazados.
Por el estallido de la Primera Guerra Mundial, su introducción como símbolo oficial de los Juegos tuvo que retrasarse hasta 1920, en los Juegos de Amberes (Bélgica).
Una de las mayores curiosidades de estos anillos surgió en los años 50, cuando dos historiadores estadounidenses, visitando Delphi, la zona de Grecia donde se celebraron los Juegos Píticos, predecesores de los actuales, se encontraron con una piedra que tenía tallado el símbolo. Pensaron, pues, que el logo procedía de la Antigua Grecia y así lo incluyeron en su libro "Historia de los Juegos Olímpicos".
Pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que esa tabla estaba ahí porque para los Juegos de Berlín 1936, el presidente del comité organizador, Carl Diem, ordenó la creación de esta piedra para hacer la ceremonia de encendido de la antorcha en Delphi. Pero se les olvidó retirar la tabla, creando el falso mito de que su existencia se remonta a la Antigua Grecia.