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La selección de baloncesto de Estados Unidos aspira a obtener un nuevo oro, el decimosexto de su historia y quinto consecutivo, ante Francia, que ya le ganó en la apertura del torneo (83-76) y quiere protagonizar una nueva afrenta a las estrellas norteamericanas para coronarse en Tokio 2020 este sábado (11.30 horas, 4.30 CET, 2.30 GMT).
Francia, la selección que consiguió detener el paseo militar de Luka Doncic y su Eslovenia (90-89), gracias a poner a sus pívots sobre el jugador de los Dallas Mavericks y a un indispensable tapón de Nico Batum sobre Klemen Prepelic, es el último aspirante a derrocar a Estados Unidos de su trono olímpico. A la puerta de ese trono los franceses han llamado dos veces: Londres 1947 y Sidney 2000, ambas con derrotas precisamente ante los estadounidenses.
En los últimos 21 años nadie había derrotado al conjunto de las barras y las estrellas en un duelo en los Juegos Olímpicos. Francia rompió ese historial en un ejercicio físico extenuante que le permitió forzar un final igualado y encomendada al genio de su líder en la pista, Evan Fournier, autor de 28 puntos aquella noche.
Con todos los peros que se le puedan poner a aquel encuentro, como la llegada in extremis de los finalistas de la NBA Jrue Holiday, Khris Middleton y Devin Booker, la falta de adaptación de los jugadores norteamericanos a las reglas FIBA, o el poco rodaje del conjunto americano, aquella fue una demostración de que este equipo estadounidense es más vulnerable que en anteriores ediciones.
Esa circunstancia, y la pléyade de estrellas NBA que también concentra Francia en su plantilla -cinco de sus doce jugadores juegan en la mejor liga del mundo, y casi todos han pasado por ella en algún momento de sus carreras-, marcada por un importante potencial físico, equilibran la balanza más que nunca en esta final.
El conjunto galo será el tercer contendiente que en los últimos 21 años intenta desposeer a los estadounidenses de un oro que cada cuatro años parecen tener ganado casi desde antes de subirse al avión. España estuvo cerca dos veces, en Pekín 2008 (107-118) y Londres 2012 (107-100), pero en Río 2016 Serbia padeció un paseo militar americano (66-96).
Bien es cierto que el conjunto dirigido por Gregg Popovich ha mejorado desde su estreno su defensa, la circulación de balón y cuenta con el liderazgo de Kevin Durant como solución a muchos de sus problemas cuando las cosas no salen.
Tras caer ante Francia, venció sin esfuerzo a Irán (120-66) y supo aguantar a la República Checa que resistió hasta el tercer cuarto para ser la mejor segunda (119-84). Ante España demostró capacidad de reacción tras una primera mitad dubitativa para vencer con solvencia (81-95), y frente a Australia también quebró a partir del intermedio la resistencia de los 'Boomers'.
Con el paso de los partidos, a Durant (19 puntos y 5,2 rebotes por partido) le han ido saliendo socios: Jrue Holiday (12 puntos y 4,8 rebotes) es el defensor más avezado de los americanos, Damian Lillard es imparable cuando tiene la muñeca afilada al triple, Jayson Tatum y Devin Booker aceleran al equipo cuando quiere correr, y Bam Adebayo y Draymond Green vigilan la pintura. Pero en pocos partidos han funcionado todos a pleno rendimiento.
El camino de Francia tras el primer duelo ha sido más regular: ganó de 20 a la República Checa (77-97), superó el trámite de Irán para ser primera de grupo (62-79), contra Italia supo solventar la capacidad de recuperación de los transalpinos (75-84) y ante Eslovenia fue capaz de reducir la producción ofensiva de Doncic, aunque Mike Tobey les hizo mucho daño y necesitó un tapón milagroso de Batum para ganar el partido.
Fournier (19,2 puntos por partido) y Nando de Colo (13,8 puntos y 6 asistencias por encuentro) rigen los destinos de esta Francia, que cuenta con Rudy Gobert (11,4 puntos y 9,6 rebotes) como estandarte defensivo. Nico Batum, Timothe Luwawu-Cabarrot, Guerschon Yabusele son algunos de los nombres del núcleo duro del conjunto galo
Estados Unidos y Francia se habían encontrado hasta Tokio 2020 en seis ocasiones en los Juegos Olímpicos, y en todas había ganado el equipo norteamericano, la última en Río 2016, acabada con un ajustado 100-97. Entre esos precedentes están las finales olímpicas de Londres 1947 (65-21) y Sidney 2000 (85-75), una trayectoria que Francia quiere cambiar este sábado en el Saitama Super Arena.